Autismo, aislamiento social

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El autismo es una enfermedad mental que se manifiesta principalmente en los tres primeros años de vida y en ocasiones desde el nacimiento, afecta más a los niños que a las niñas de todos los lugares, razas y niveles socio económicos y se manifiesta durante toda la vida. En ocasiones se desarrolla en niños que parecen normales y que después sufren alguna regresión inexplicable.

Esta enfermedad discapacitante y se caracteriza por un crecimiento intelectual irregular y la dificultad o ausencia para establecer relaciones sociales y habilidades para la comunicación y va acompañado de rituales compulsivos persistentes, desajustes severos o ausencia del lenguaje y resistencia al cambio.

En este desorden existe un marcado rechazo hacia buscar o aceptar el contacto físico con otras personas y una gran insistencia en realizar las actividades de rutina y con frecuencia realizan movimientos corporales repetitivos y el cambio más insignificante en su ambiente físico o en sus rutinas puede provocarles cólera o ansiedad extremas. Algunos imitan sonidos o desarrollan patrones de lenguaje comprensibles y otros son mudos. Muchos sufren ataques convulsivos.

Se desconoce la causa de su origen, ya que algunos investigadores piensan que puede ser por factores genéticos, ambientales como son los virus o químicos, anormalidades en algunas regiones cerebrales en las que las neuronas parecen ser más pequeñas de lo normal y tienen fibras nerviosas sebdesarrolladas. Otros estudios refieren a anormalidades en la serotonina y en algunos casos se ha asociado con rubéola congénita, trastornos metabólicos hereditarios, encefalitis y/o meningitis.

En una minoría de casos, desórdenes como el síndrome del X frágil, la esclerosis tuberosa y la fenilcetonuria no tratada adecuadamente, pueden causar un comportamiento autista. Otros desórdenes, como el síndrome de Tourette y el déficit de la atención, a menudo ocurren con el autismo pero no lo causan.

Debido a razones desconocidas, entre el 20 y 30% de personas con autismo desarrollan epilepsia cuando llegan a la etapa adulta.

Son varias las señales que pueden indicar que el desarrollo de un niño no es normal y podría presentar autismo:

– Disgusto del bebé o niño cuando lo abrazan o miran a los ojos.
– Falta de respuesta al cariño o a las caricias.
– Falta de respuesta al escuchar su nombre.
– Algunos aprenden a hablar tardíamente y suelen “cantar”, lo que repetidamente dicen, sin importarles si lo que dicen es de interés para la otra persona.
– Los que logran hablar se refieren a ellos mismos por su nombre y no como “yo” o “a mí”.
– Incapacidad para comunicarse con otros verbal o por medio de los gestos, expresiones faciales y señas naturales.
– Incapacidad para establecer relaciones sociales en cualquier situación con otros niños y personas en general.
– Muchos niños autistas no demuestran preferencia por sus padres sobre otros adultos.
– Incapacidad para relacionarse de forma normal con los objetos, ya sea evitándolo por completo u obsesionándose por él.
– Ira, enojo y gritos cuando se mueve algún objeto o mueble que pertenezca al niño de su lugar habitual, como puede ser su cama.
– Apego a objetos extraños como papeles, ladrillos, gomas elásticas y otros que normalmente no llaman la atención de los niños.
– Realizar actividades de poco alcance de manera repetitiva, como puede ser dar vueltas, mecerse, moverse de un lado a otro, enrollarse el pero o aletear con los brazos.
– Repetir insistentemente comerciales de la televisión.
– Conductas autoagresivas como golpearse la cabeza o morderse.
– Problemas de aprendizaje.
– Muchos presentan una sensibilidad reducida al dolor.
– Realizar rituales complejos todos los días, para dormir, comer, bañarse, etc.

Cuando los padres sospechen que su hijo puede ser autista o que notan que su desarrollo no es normal, deben consultar de inmediato a su médico pediatra, para que los refiera con un psiquiatra infantil, quien puede diagnosticar con certeza el autismo, su nivel de severidad y determinar la terapia adecuada que les permita desarrollar habilidades para lograr su independencia.

Dado que el autismo tiene diversas variantes, se debe evaluar a cada niño en forma individual, para desarrollar el programa de tratamiento más adecuado para cada caso y en todo caso es necesario hacer una examen del oído para descartar la incapacidad para hablar por causa de sordera.

El autismo se diagnóstica mediante la aplicación de pruebas psicológicas después de los tres años, cuando es evidente que el niño no puede hablar o que su conducta social es anormal y para establecerlo se requiere de un examen físico neurológico para descartar otras posibles enfermedades como el retraso mental.

Entre las pruebas y observaciones para establecer el nivel de autismo están:

– Juego imaginativo y social ausente o limitado – Habilidad para hacer amistad con sus iguales.
– Habilidad limitada para iniciar o mantener una conversación con otros.
– Uso del lenguaje estereotipado, repetitivo o no habitual.
– Patrones de intereses restringidos y que son anormales para la edad o el contexto.
– Aparente inflexibilidad y apego a rutinas específicas o ritos.
– Nivel de preocupación por las partes de objetos.

Como no existe curación para el autismo, el tratamiento se orienta para ayudar al niño a desarrollar habilidades, superar temores, calmar sus conductas e interactuar con las demás personas, además de promover el desarrollo del lenguaje y sus habilidades sociales.

El tratamiento debe ser inmediato, mientras más pequeño sea el niño, más efectivo será. Se realiza a base de terapias del lenguaje y de la conducta, educación especial y en algunos casos es recomendable la administración de medicamentos, sobre todo cuando los niños son agresivos o autodestructivos o que presentan cuadros convulsivos.

Quienes son autistas pueden vivir adecuadamente en casa con un adecuado tratamiento.

Entre las terapias recomendadas para el tratamiento del autismo están:
– El arte, que se desarrolla por medio de la pintura y modelaje de arcilla.
– La terapia con animales, sobre todo con delfines, lo que ayuda para que los niños aprendan a nadar y coordinen mejor sus movimientos y para que al interactuar con animales, salgan de su aislamiento.
– La danza terapéutica y musicoterapia, que fomentan la interacción social y eliminan patrones de hábitos rituales. Muchas veces la música también se usa para calmar conductas inquietas o agresivas y en algunos casos, representa también un medio de autoexpresión.

Los padres deben de alentar a sus niños autistas para que desarrollen sus habilidades y deben tomar terapia para poder establecer relaciones familiares adecuadas. Aunque los síntomas en muchos niños con autismo mejoran y pueden llevar una vida normal o casi normal, los padres deben estar muy atentos durante la adolescencia, ya que en algunos casos, el comportamiento cambia y los jóvenes se vuelven incontrolables o se llegan a presentar crisis de epilepsia.

Fuente:
cronica.com.mx

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