Cortinas de humo

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El pasado viernes 8 de enero, en los medios de comunicación internacionales corrió como pólvora la noticia de la recaptura de Joaquín Guzmán Loera alías El Chapo convertido ya en el narcotraficante más famoso del mundo, junto con Pablo Escobar quien fuera fundador del Cártel de Medellín.
Cualquiera diría que hasta Al Capone y sus historias de contrabando, delincuencia y muerte son peccata minuta comparadas con la ristra criminal de Guzmán Loera considerado además enemigo público número uno en Estados Unidos; nación que por cierto, su justicia, aprieta la extradición del capo de Badiraguato.
Al Cártel de Sinaloa se le acusa de ser el culpable de controlar el 25% de la droga que ingresa a Estados Unidos pero sus tentáculos desparraman más allá de las fronteras de América tocando prácticamente a varios países de los cinco continentes.
El periódico El País refiere que el emporio criminal edificado por Guzmán Loera “tiene capacidad de mover dos toneladas de cocaína y 10 mil toneladas de marihuana por mes”. Aunque también está metido en el negocio, puro y duro, de las metanfetaminas y de la heroína.
Su poderío económico no ha pasado desapercibido para Forbes cuya edición en los últimos años ha ubicado a El Chapo dentro del grupo de los hombres más acaudalados del país y del orbe.
Pero una cosa es el personaje y otra el enorme negocio que nutre un submundo paralelo para las finanzas públicas y el fisco así como el daño social y en la salud pública que provoca el amplio mercado de las drogas.
El año pasado llegó in extremis una decisión histórica de la Suprema Corte autorizando tanto el cultivo, transporte y consumo de la marihuana para fines recreativos. Lo de la “maría” ha sido un primer paso en medio de una polémica social que intenta negar una realidad cotidiana: el consumo de drogas en el país.
Si bien la captura de Loera Guzmán es importantísima él es tan sólo la punta del iceberg hay que derretir ese inframundo, meter las manos en todas las cadenas que eslabonan su economía.
De acuerdo con el Fact Book de la CIA México es el segundo productor de opio en el mundo, lo que le proporciona una potestad significativa en el rubro de la heroína; mientras el cultivo de marihuana sigue extendiéndose a pesar de los programas gubernamentales para su combate han sido detectadas más de 17 mil 500 hectáreas cultivadas.
A COLACIÓN
Las redes sociales no dejaron de expresar su sentir al respecto de la captura de El Chapo: desde la incredulidad hasta la sospecha de que algo “muy malo” se cierne sobre de la economía mexicana.
“Esto es una cortina de humo para tapar que ya estamos casi a 19 pesos por dólar, es un mero distractor”, se repetía constantemente en Twitter y Facebook.
Los mexicanos vivimos en tal escenario de incredulidad y de sospechosismo que si se fuga el narco más temido “lo dejó ir Peña Nieto” empero si lo recapturan “hay detrás una componenda para taparle el ojo al macho”.
La verdad es que ni El Chapo ni el presidente Peña Nieto influyen en los pretroprecios, ni en la crisis de China y la caída dramática de sus bolsas de valores del jueves 7 de enero pasado o en la devaluación del yuan frente al dólar; ni tampoco en las fluctuaciones del peso respecto al dólar porque el mercado cambiario es de libre flotación ni tienen asientos en la Reserva Federal de Estados Unidos que decidió subir sus tasas de interés (y volverá a hacerlo a lo largo de 2016).
El Chapo es culpable por ser un criminal de las drogas y al presidente Peña Nieto se le puede señalar por no contar con un plan B para fortalecer la economía mexicana en medio de los vendavales externos.
Si el año pasado el escenario internacional fue acuciantemente cambiante, en 2016 veremos la montaña rusa con China, petroprecios, tasas de interés y tipo de cambio. Ya lo expresamos en columnas pasadas explicando los por qué y cómo.
En el túnel de la crisis de los países emergentes, México seguirá reportando crecimiento económico. Aquí la única verdadera cortina de humo es que el país no logrará la estabilidad ni de mediano ni de largo plazo en tanto no despetrolice sus finanzas públicas. Y más le vale que lo haga pronto porque los petroprecios podrían caer hasta los suelos y el peso muy de la mano.

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