Amigos del candidato

Siempre que estamos en la víspera de un proceso electoral surgen grupos que se autodenominan “amigos de…”, y agregan el nombre del candidato en cuestión, sea a una postulación previa o definitiva, pero el caso es que surgen de quién sabe qué parte los amigos de la infancia, del jardín de niños, de parrandas y más; ¡bueno! Hasta los amigos de la universidad.
Y así hemos visto los grupos en Facebook de estos personajes que esperan, más que una consolidación de amistad, que surja su conocido como candidato para poder aspirar, en caso de lograr la victoria, a un puesto administrativo o político, en aras de hacer más sólida la llamada “amistad de años”.
Roberto Zúñiga Arias es abogado, maestro y profesor en la Unidad Académica de Derecho y Ciencias Sociales, y candidato a doctor por la misma UADCS, donde cursa sus estudios correspondientes, y es ahí donde ha consolidado una amistad lejana de ambiciones políticas o intereses fuera de estos sentimientos.
Roberto es compañero de Ramiro Ramos Salinas, presidente del Congreso de Tamaulipas y un serio, muy serio aspirante a la candidatura del PRI a la gubernatura en el proceso que, seguramente, este fin de semana arrojará el nombre de quien representará al tricolor en los comicios próximos y buscará ocupar este puesto, hoy, en manos del ingeniero Egidio Torre Cantú.
Hace unos días se manifestó el maestro Roberto acerca de la amistad que tiene con Ramiro Ramos, y fue muy claro en afirmar que su amistad y afecto hacia Ramos Salinas no tiene intereses políticos ni persigue que, si el hoy diputado local llega a gobernador, espera un cargo público.
Habló de lo firme que puede ser una amistad, sentimiento y condición que se ha perdido con el tiempo, pero que aún existe en ciertos individuos.
Y es importante rescatar el pensamiento del maestro Roberto Zúñiga Arias, porque todos sabemos que el hecho de estar postulados a algo nos hace “tener” muchos más amigos; el valorar a los que realmente lo son es difícil, porque a veces nos dejamos llevar por lo que nos dicen en el momento, sin analizar el fondo de los comentarios o acciones.
Es natural que existan muchos oportunistas que quieren sacar provecho, pero entre todo ese mar de personas siempre resulta positivo encontrar que hay quienes nos valoran por lo que somos, independientemente de lo que se puede lograr en el aspecto político.
El columnista conoce a Roberto hace más de dos décadas –tres, quizá- y ha constatado a través del tiempo que existe una buena y sincera amistad. Esa es la gente que a veces hace falta a los candidatos, porque no todo es política: siempre tendrán necesidad de escuchar a alguien que se acerque sin intereses de otra índole.
Todo mundo sabe que Ramiro Ramos Salinas tiene posibilidades para ser el candidato a gobernador por el PRI; también se conoce su trayectoria y capacidad para lograr desarrollar un excelente papel. Tiene atributos dignos de destacarse, y en ese tenor, muchos se han acercado con intereses fuera de un sentimiento sincero. Es parte de la política, porque se requerirá un poco de todo al armar un buen equipo de trabajo, donde las capacidades de cada quien complementarán los esfuerzos para entregar, a fin de cuentas, buenos resultados a la gente que confía en sus gobernantes, o convencer a los que no lo hacen.
Pues resulta realmente gratificante conocer gente que cree aún en el valor de la amistad y cultiva a sus contactos con la idea de consolidar este sentimiento.
Es entonces, lo que da valor al sentimiento de Roberto Zúñiga hacia Ramiro Ramos Salinas, y suponemos que en el mismo existe una gran reciprocidad, porque el hoy presidente del Congreso tamaulipeco sabe valorar lo que tiene, conservarlo y sobre todo, hacer crecer su círculo de amigos, por esa calidad humana que se le conoce.
Pero el sentimiento de Roberto es lo que hay que destacar, y promover. Ojalá todos sepamos ser amigos en serio, haya o no proceso electoral.

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