Una buena estrategia

Algunos individuos metidos a la política suponen, presumen que saben de estrategias para ganar y la verdad sea dicha, se ha demostrado que tienen nulos conocimientos, aunque lo grave es que sigan vigentes en los equipos de trabajo de quienes vienen llegando a los altos puestos, o en pos de ellos al menos.
Es recurrente ver emisarios de otros tiempos que creen saberlo todo y hacen lo posible por seguir rascando y arañando al presupuesto, tanto de las campañas como de las instituciones públicas. No llenan, no tienen un límite a sus ambiciones, y se pasean con toda la impunidad posible.
Roban a sus semejantes, disponen de recursos ajenos como propios y deciden a quien otorgar privilegios, que no son precisamente convenios o transacciones, porque los reparten en su reducido grupo de amigos virtuales, y decimos lo anterior, porque cuando les quiten la llave del dinero, seguramente sus “amigos” también desaparecerán.
Pero quienes tienen aspiraciones para ganar deben conformar un equipo competente en todos sentidos, y aunque sabemos que no existe equipo perfecto, sí se requiere la búsqueda de los elementos que garanticen la mayor calidad posible, el mayor acierto que se pueda presentar, y entonces, tener una victoria y alcanzar la meta establecida.
En ese tenor, quien es nominado debe entender qué es lo que quiere y quién puede manejar sus asuntos. En la política es muy común ver que alguien llega y otros le manejan su imagen, sus giras, sus discursos y todo lo demás, dejándole a un lado en la toma de decisiones, y cuando pierde, le dejan solo, pero cuando gana, todos se etiquetan las victorias.
En todo lo anterior sale a relucir la necesidad de manejar con una gran inteligencia a un equipo de campaña en el que se conformen los de experiencia, los de juventud y empuje, algunos conservadores que tengan experiencia, pero se debe dejar fuera a esos ladrones que se roban el recurso de otros y de un proyecto político.
A esos, hay que echarlos muy lejos.
Y ya entrados en lo anterior, se conformará el equipo y las estrategias para convencer a una ciudadanía cada vez más crítica y enterada, gracias a su incursión en movimientos generados en redes sociales y la facilidad que tenemos prácticamente todos de ver en Internet lo que queramos, aunque con el riesgo de saber si es o no verdadero.
Ya se ha registrado Baltazar Hinojosa Ochoa como precandidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura de Tamaulipas, y los primeros signos de arribismo han aparecido, aunque también los de solidaridad de esos que siempre han estado ahí, con su figura política que hoy ha sido nominada.
Otros, disciplinados, estarán en el mismo proyecto porque se les necesita y aunque tuvieron otros candidatos, saben trabajar, y en ese caso, el PRI requiere de sus mejores hombres para ganar, dado que la opinión pública necesita realmente un buen discurso y acciones para ser convencida.
Existen estrategias múltiples, y se deben considerar dentro de las actividades propias de una campaña que, -hay que señalarlo- cada ocasión maneja menos recursos y se tiene que recurrir a la iniciativa, el ingenio y muchas otras cosas para penetrar fuertemente, para convencer… para gustar y ganar.
Baltazar Hinojosa no es nuevo en estos menesteres y sabe a qué se enfrenta, por lo que seguramente habrá elegido a la base de un equipo de campaña que, de alcanzar el triunfo, será la base del gobierno tamaulipeco por los próximos seis años.
En ese sentido, no podemos más que esperar que sean los mejores en su clase, que tengan idea firme y brillante para hacerla llegar a todos, y que los resultados hablen por sí mismos en base a la capacidad, del candidato y de su equipo de trabajo.
Fundamental, y lo debe saber Hinojosa Ochoa, echar fuera a los que se apropian de los dineros ajenos. Esos hacen más daño que beneficio, y muestran la otra cara del asunto.

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