¿Alguna vez se ha llevado la sorpresa de que un requisito que debemos completar se puede realizar fácilmente en alguna parte?
Si es así, ¡Felicidades!, porque es muy probable que sea el único ser en este país que lo haga. Los trámites nos han ahogado a grado tal que es más importante tener los documentos a tiempo y en su lugar que los resultados que se hayan obtenido de los mismos.
Hoy en día, mucha gente se preocupa más por la constancia de la publicación del Congreso que del Congreso mismo, porque en su centro de trabajo lo que vale es el papel. No importa se su participación cambiará el rumbo en su especialidad: lo que importa es el papel.
Entendemos que en aspectos contables sea de esa manera, porque se debería hacer en todos lados una revisión escrupulosa del dinero de los demás, para que ya no haya tanto ladrón suelto, viviendo a costillas de otros. Pero en áreas como las ciencias sociales, la salud, las ciencias exactas… no entendemos el por qué nos hacen realizar los trámites que nos obligan a efectuar.
Llena la forma —03, y luego entregas con la solicitud número 9/56-34.8; en seguida solicita al teléfono tal, que te entreguen la constancia Cons/2016-34/RV. Y así podemos irnos, dependencia por dependencia… caso por caso.
Existen personas que tienen la fijación de inventar formas de control para todo, pero caemos en el abuso; en cierta dependencia han cambiado en menos de un año ¡TRES VECES! La forma para realizar o completar ese trámite. No es posible que exista alguien mas preocupado por eso que alguien que diga si lo que se realiza está bien hecho.
Resulta fundamental aprender a valorar a nuestra gente. La educación, por ejemplo, tiene métodos –algunos positivos y otros no- para evaluación, y siempre hemos considerado que los exámenes donde se pide a la persona memorizar conceptos, no sirven de nada.
El resultado es que tenemos estudiantes que obtuvieron 10 de calificación hace dos o tres años, y hoy en día no recuerdan nada de lo que vieron. “Machetearon” todo y lo lograron, pero el conocimiento… bien, gracias.
Y todo ello nos lleva a la sugerencia de que tenemos que olvidarnos de tanto trámite. Otro ejemplo: ¿Se ha preguntado usted cuantas copias de su credencial de elector ha sacado durante el primer semestre del año?
Para todo nos la piden, y hay que sacar la copia por ambos lados. Nos preguntamos entonces, ¿Para qué está la gente que coteja? Es absurdo gastar recurso natural y económico en esas cosas.
Y si vamos al IMSS, al ISSSTE, a Gobierno, a gestionar una licencia de construcción o lo que sea.
Estamos creando una generación de tramitólogos, y no consideramos que sea lo mejor, cuando el país requiere de otras cosas más dinámicas, más ejecutivas, y con mejores resultados.
Entendemos que debe haber orden en todo, que hay que hacer bien las cosas, pero también entendemos que debiéramos ser escuchados en sugerencias que nos lleven a hacer los trámites más ágiles, más fáciles para todos, y que no llenen los archiveros de copias que nunca en la vida van a volver a verse.
Entendemos, pero nos cansamos de copia aquí, copia allá, copia acullá… ¿De qué se trata?
Y no nos ocupamos hoy de esas instancias donde tiene uno que ir de un edificio a otro, casi cruzando la ciudad, por un pago aquí, el recibo allá, entregarlo en la primera instancia, par luego, independientemente de la urgencia, tener que esperar el tiempo que establecen para que nos entreguen el resultado, y toparnos con un “disculpe, pero hay un error… tiene que volver a hacer el trámite…”
Hagamos algo por mejorar, en todos sentidos, que nos ayudaría mucho a todos.
Tramitología mortal
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