Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Las condiciones de incertidumbre relacionadas con la economía, la política y la inseguridad, afectan la vida y la estabilidad emocional de las personas, aseguró Silvia Castro, psicóloga del sistema DIF municipal.
Comentó al especialista que aunque estas condiciones prevalecerán en la sociedad, la manera en que las personas las enfrenten, dependerá de la estabilidad de cada persona o familia, aunque reconoció que la posición económica de las personas es una variante que debe tomarse en cuenta, sobre todo cuando se presentan crisis económicas.
A su consultorio en el DIF acuden decenas de personas y familias a solicitar alguna terapia, y aunque dijo no tener una cantidad precisa, “trabajamos con familias y con menores canalizados por las escuelas y que llegan acompañados por sus padres, por tener problemas de conducta, y a partir de ellos nos damos cuenta que en la familia existen problemas como los mencionados”, explicó.
Lamentó que pese a estos problemas que se detectan en la familia, algunas solo acuden en una sola ocasión y ya no regresan, y mencionó que pese a ello no se puede catalogar como una patología o una enfermedad, aunque reconoció que esto se puede identificar como cuadros de angustia o de estrés postraumático, “y ocurre cuando las situación han sido muy fuertes o severas, pero son crisis o tiempos que presenta el paciente y que se puede superar con un buen tratamiento”, explicó.
Como ejemplo, dijo que de cada 10 personas que atiende en su consultorio del DIF, sólo una pudiera entrar en ese rango de crisis de angustia, ya que el tratamiento requiere de una atención psiquiátrica, porque la persona requiere medicamentos para estabilizar su estado de ánimo, que le permita tomar decisiones y seguir con su vida de manera normal.
Y es que de acuerdo a la especialista, la terapia no es suficiente en este tipo de cuadros de angustia, porque requiere de la atención de un psiquiatra, y por lo general son más las mujeres que acuden a este tipo de tratamiento, que los hombres, y de cada 10 son 8 las mujeres que acuden a tratamiento, y acuden con sus hijos pequeños.
“Ellas consideran que sus problemas afectan también a su hijos, aunque los traen con ellas porque de alguna manera en las escuelas sus hijos tienen problemas de conducta y les aconsejaron que los trajeran a tratamiento familiar, pero al llegar ellas se dan cuenta que también requieren de atención”, señaló.