Vender banderitas patrias, más que una tradición, una forma de vida

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Nuevo Laredo Tamaulipas.-Durante todo el año y antes de las Fiestas Patrias del 15 u 16 de septiembre, Alejandro Bernardino Martínez, originario de Toluca, Estado de México, elabora cerca de 4 mil banderitas de diferente tamaño, además de artesanías relacionadas con las fiestas de la Independencia de México, con la finalidad de llegar a esta ciudad desde el primer día de este mes para venderlas.

Esto lo hace desde hace más de veinte años, y al igual que toda su familia y todas las familias de su comunidad, lo consideran además de un ingreso extra para su sostén, una tradición que ellos practican desde hace más de 50 años.

“Esta es para nosotros una forma de vida, pero de esto no podríamos vivir, Yo lo hago en mis ratos libres, y son cerca de 60 productos artesanales diferentes los que hago, porque es algo laborioso porque es una artesanía”, explica Alejandro.

Las banderitas las vende desde 10 hasta 300 pesos, y las medidas están reguladas por la Secretaría de Gobernación, y son 14 tamaños que el gobierno federal permite, ya que no se puede alterar el tamaño.
Pero no solo son banderas, también hay rehiletes, muñequitas con vestidos patrios, silbatos,
prendedores, broches para el pelo, diademas, la virgen de Guadalupe, sombreros, vestidos, pañuelos, bromas, maracas, cornetas, manos , carritos, y una gran variedad de artículos, todos con motivos patrios.

Todo un pueblo las elabora

Alejandro llegó a Nuevo Laredo desde San Pedro Totoltepec, una pequeña comunidad de poco más de 16 mil habitantes, que pertenece al municipio de Toluca, y en donde unas 300 familias se dedican a este arte, para dirigirse en estas fechas a diversas ciudades del país para su venta.

Alejandro tiene 40 años, pero desde los 5 años veía como sus padres y sus abuelos se dedicaban a esta artesanía, y cuenta que con la de él suman ya tres generaciones en su familia dedicadas a la elaboración de banderitas y motivos patrios.

Recuerda que desde 1960 su familia se dedica a ello, y que desde 1990 lo hace por su cuenta en esta ciudad, ya que quienes se dedican a lo mismo en su comunidad, ya tienen sus plazas a las que van cada año.

Para Alejandro y su familia, dejar de hacer esto es como dejar el alma sin cuerpo, ya que pese a que no les deja mucho rendimiento económico por las bajas ventas, “hacerlo nos deja paz en el alma, es un complemento, algo más de nuestra vida, y en esto dejamos el corazón”, señala.

Quienes más compran es la gente de la tercera edad debido a su añoranza, y de acuerdo a Alejandro, son personas pasivas que ven al vida con mayor detenimiento porque les rescata los recuerdos de hace muchos años, palabras que suelta con algo de filosofía en su contenido y con un hablar pausado y claro.
“Nuestros productos les recuerdan a las personas de la tercera edad su infancia, y ellos a su vez tratan de transmitirlo a sus nietos, ya que ellos son los que compran cositas para sus nietos”, menciona.

La familia de Juan Manuel conoce casi toda la República porque ha viajado por todos lados ofreciendo sus productos; Puebla, Oaxaca, Baja California, Chiapas, Monterrey, Veracruz y muchos otros lugares, aunque dice que sólo es por esta temporada, ya que el resto del año se emplea en las maquiladoras de Toluca.

“Trabajamos en fábricas cuando no hacemos las banderitas, y aunque no hay turismo los niños son los que nos compran… bueno… los papás que no quieren que sus hijos hagan berrinche”, señala con despreocupación mientras un cliente se acerca.

Alejandro y un hermano son los únicos que se instalaron en la plaza Hidalgo, a diferencia de otros años cuando un par de decenas de vendedores de este topo, se apostaban en las banquetas de dicho lugar, para ofrecer sus productos al turismo que abundaba y que ahora ya no existe.

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