Los nuevos servidores

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Sin duda alguna, estos días de la semana última de septiembre han propiciado que tengamos prácticamente un tema en la conversación pública, de café y corrillos políticos: la sucesión en las dependencias del gobierno estatal, y la forma en que habrá un arribo de los nuevos funcionarios, así como los procedimientos que pudieran llevarse a cabo para practicar las auditorías que la gente tanto reclama, harta de ver lo que en nuestras calles permea: la impune forma en que se han paseado ostentando lo mucho que lograron en forma sugestivamente ilícita quienes entrarán al retiro… o la huida.
No se puede negar que en las dependencias –casi todas- hay gente muy capaz, y esa, seguramente, será evaluada por quien llega a ocupar la titularidad, y es muy probable que ratifique a estos tamaulipecos que han permitido que su labor se vea cotidianamente, que tenga frutos positivos de acuerdo a su ámbito de injerencia.
Pero están también los que han vivido del presupuesto como las barcas sin pescador: navegando sin sentido ni producto, sin forma, pero levantando lo que encuentran a su paso para beneficio propio. Ellos, seguramente, tendrán ganado el boleto a casa.
Los secretarios de cada área están designados, aunque se ha manejado una discreta forma de actuar que llama la atención: se sabe quien estará al frente de áreas prioritarias y se especula sobre los segundos, terceros y hasta cuartos mandos: que si tal o cual llega, que si está por demás que tengan que contratar nuevas personas y todo lo referente a un cambio, casi total, de una administración que llega, exigida por la sociedad de limpiar lo que se ha hecho mal, reafirmar lo positivo, y crear otras estrategias que permitan crecer en todas las áreas.
Las decisiones de cambio de lugar de algunas áreas causa comentarios positivos y negativos en todos sentidos, aunque nosotros somos del enorme deseo de que sea algo bueno para Tamaulipas, porque después de tantos años de padecer ignominiosas acciones, la gente merece que le vaya mejor, o mejor dicho: merecemos todos.
Quienes ostentan cargos de confianza saben que pueden dejar el mismo a partir del viernes, sin derecho a réplica ni nada por el estilo, porque, sencillamente, quienes llegan, en casi todas las veces, no les conocen y no les han depositado la confianza necesaria para seguir. Normal, aunque pudieran repetir por sus resultados. Nada es imposible, y recordemos que el gobernador García Cabeza de Vaca no viene con la guillotina ciega, sino que viene a gobernar, y ha ofrecido poner orden, sin que lo anterior sea una limpia total de la nomina.
Muchos se quedarán porque su trabajo vale la pena, y así se debe consignar, con la idea de que las designaciones de estos burócratas sea justa y no se vaya a regir en una venganza partidista en la que quien perdería totalmente sería el estado de Tamaulipas.
Es justo desterrar los términos “corrupción”, “impunidad”, “nepotismo” y otros que nos han hecho mucho daño.
Se quiere, y así lo exige la sociedad que salió a votar, transparencia en el gobierno y sus acciones, por lo que, suponemos y esperamos, haya una efectiva selección de personal, de acciones, de programas y promociones de toda índole donde se manejen cosas que nos beneficien a la mayoría.
Por lo pronto, hay vientos de cambio efectivos, y muchos ya entregaron los vehículos que durante este tiempo ostentaron con lujo y abuso de poder, y ahora tendrán que vivir con su propio recurso, pagar sus vehículos y su mantenimiento, de su propio bolsillo, cosa que desde aquel funesto día de junio no saben o no han querido hacer.
Los secretarios ya conforman sus equipos de trabajo y deseamos que sea para bien, sobre todo en los rubros de Salud, Educación, Servicios públicos, empleo, producción y desarrollo. Nada más.
Hay pelan confianza en que cambiarán muchas cosas para muchos, aunque un pequeño grupo sabe que no será para bien suyo, y ya piensan en ocultarse de la justicia social… y legal.

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