La primavera es una de las estaciones más hermosas del año, el paisaje se llena de vida, los árboles vuelven a llenarse de hojas y las plantas reverdecen, algunas con hermosas flores adornan con sus colores nuestra vista.
Pero desafortunadamente esto trae como consecuencia que en el ambiente se incrementen la presencia de polen y polvo, que con la resequedad del ambiente producen o reactivan diversos problemas respiratorios, de la piel o las mucosas, sobre todo las de los ojos como la conjuntivitis.
Diversas enfermedades alérgicas como la rinitis, la fiebre del heno, y sobre todo el asma, se incrementan con estos factores.
Enfermedades respiratorias como la gripa, la bronquiolitis aguda, la laringitis o las sinusitis, también se incrementan ante la presencia de cambios de temperatura, sequedad ambiental y calor.
También suelen incrementarse algunas enfermedades de las conocidas como exantemáticas o eruptivas, como la varicela, la roséola, la erisipela, la quinta enfermedad, la pitiriasis rosada el sarampión, la escarlatina y otras, que se manifiestan de formas similares, pero que su origen y causa es diferente y por ello la importancia de acudir al médico ante cualquier síntoma y vigilar que todos los niños cuenten con su esquema de vacunación completo.
Otras enfermedades son las que afectan la piel, como la dermatitis atópica.
Para disfrutar mucho la primavera, se recomiendan las medidas generales para su prevención son:
Aplicar las vacunas correspondientes y existentes.
Comer bien e incorporar a las comidas alimentos que contengan frutas y verduras es decir vitaminas y minerales, sobre todo las que contienen vitaminas A y C.
Cuidar la higiene personal.
Evitar fumar e introducir al ambiente contaminantes como humo de tabaco, basura, cohetes, humos generados por vehículos, entre otros.
Si se padecen procesos alérgicos o asma, es necesario evitar estar en lugares con mucha vegetación, polvo o humos y seguir las indicaciones del médico para evitar complicaciones graves.
Atender las enfermedades adecuadamente en cuanto se tengan los primeros síntomas, para evitar contagios y complicaciones. Evitar estar en contacto con personas enfermas.
Tomar dos litros de agua diariamente.
Mantener la piel hidratada y protegida del sol mediante el uso de bloqueadores solares, sobre todo en pieles delicadas, muy blancas y la de los niños y personas mayores.
Aprovechar las deliciosas frutas que nos brinda esta temporada y comerlas entre comidas o haciendo aguas frescas con agua purificada.
Fuente:
cronica.com.mx
