Nuevo Laredo, Tamaulipas.-Cruz Hernández, tiene 35 años de edad, de los que 17 vivió en Estados Unidos como indocumentado, hasta que cometió una infracción de tránsito y fue detenido, razón por la que fue deportado por agentes de inmigración de Estados Unidos, sin importar que con esta acción fracturaba una familia y dejaba en el abandono a cinco hijos.
Para Cruz la Ley SB4 ya inició desde hace muchos meses, a pesar de que entrará en vigor el uno de septiembre de este año, “pero ya la están aplicando y no les importa lo que hacemos”, señaló este mexicano oriundo de Oaxaca, hacia donde retornará para organizar sus pensamientos y decidir lo que hará en el futuro.
Trabajaba en Houston como operador de máquinas y ganaba buen salario, oficio que pondrá en práctica en su comunidad, ya que no piensa en este momento reintentar cruzar la frontera, ya que solo una vez lo intentó y logró establecerse en el vecino país, al haber cruzado sin contratiempos por la frontera de Reynosa, en Tamaulipas.
“¿Para qué regreso? Si cada vez que te miran con cara de hispano te van a parar y a pedir los papeles, son discriminatorios con nosotros, y nos tratan muy mal#, expresó el joven.
Pero mientras define su situación, su familia sufre en Estados Unidos, quienes, dijo, cada que se comunica por teléfono, ellas lloran por su ausencia.
“Están muy agüitadas, y cada vez que les llamo lloran, pero gracias a su mamá que trabaja las mantiene porque tiene permiso para trabajar”, explicó.
Cruz se encuentra de manera momentánea en el Instituto Tamaulipeco del Migrante desde hace dos semanas, en donde recibe atención y le prestan el teléfono para comunicarse con sus hijas, pero al ser deportado no le dieron tiempo para recoger dinero o alguna pertenencia, y no sabe cómo regresar a su comunidad sin dinero y derrotado, todo por una simple infracción de tránsito.
Esta es la primera deportación que sufre Cruz, y para él está siendo terrible porque ya se sentía consolidado en Estados Unidos con un trabajo, una casa y una familia, pero todo se le vino encima cuando fue detenido y deportado.
“Cuando cruzamos nos tenemos que adaptar a la vida de allá. No somos delincuentes pero al llegar a la prisión nos tratan como delincuentes”, expresó tras explicar que cuando fue detenido estuvo preso cinco días en un lugar, luego fue trasladado a otro lugar en donde permaneció dos meses preso, y de allí otras dos semanas en otra prisión para luego pasar a la corte y ser deportado.
-Un caso diferente.
El caso de Jesús Mariscal, un joven de 30 años y originario de Jalisco, fue deportado el 21 de julio mientras cruzaba el desierto de Arizona al lado de otro migrante, ambos se dirigían a Phoenix pero no llegaron, aunque el camino ya era bien conocido por Jesús, ya que esta es la tercera ocasión que lo atraviesa por el mismo lugar.
La primera ocasión estuvo preso cuatro meses y lo deportaron; una de ellas fue un mes en Arizona y los otros tres meses en Oklahoma, aunque esta ocasión le entregaron un documento en el que le advierten que si vuelve a cruza lo encerrarán por 20 años, cosa que no le agradó, por lo que ya no piensa volver a cruzar.
“Ya no puedo cruzar, ya tengo los papeles, y si vuelvo a cruzar me encierran, y para que le busco si está muy duro cruzar y se arriesga la vida, y ya tengo mucho miedo por lo peligroso que ya es, y hay dos personas de mi pueblo que ya no regresaron, están perdidos”, mencionó.
Ahora que ya fue deportado piensa trabajar y ‘echarle ganas’ en la construcción como ayudante, ya que si cruza otra vez, además de la cárcel, le aplicarán una multa de 25 mil dólares, “¿y de dónde los pagó”, cuestiona.
Jesús también se encuentra en el Instituto Tamaulipeco del Migrante, esperando el transporte que lo traslade hasta su pueblo, ya que no cuenta con un solo peso para el transporte, aunque sí mucho miedo de lo que le pueda ocurrir si intenta cruzar otra vez la frontera.