Caos navideño vial

Uya inició diciembre, y con él, los preparativos para las fiestas decembrinas en casi todos los hogares comienzan con expectativas distintas: desde la instalación del tradicional pino de navidad, el nacimiento, los regalos que habremos de entregar a los nuestros y más, se unen para hacer de la presente una temporada con muchas cosas que debemos reflexionar y atender.
Quizá una de las primeras es el hecho de que nuestros comerciantes locales tendrán un repunte en sus ingresos, producto de los muchos consumos de parte de la gente que busca cosas de comida, regalos y más: hay realmente una importante variedad de todo y para todos, aunque mucha gente aún piensa que comprar en el extranjero u otras ciudades sigue siendo mejor, y acuden ya sea a Mc Allen, Brownsville o a Monterrey, donde consideran que su dinero alcanza mucho más, y sobre todo, la calidad es realmente importante en relación a lo que muchos de nuestros comerciantes nos ofrecen.
Por otra parte, el tráfico se multiplica: la gente, de por sí, viajante en vehículos con placas apócrifas –UCD, ONAPAFFA y otros grupos ilegales- y con un nulo conocimiento del reglamento de tránsito, circulan con una escasa madurez y un criterio que ofende, invadiendo carriles izquierdos cuando ebieran viajar en los derechos, o viajando como vacas en rancho: pandeándose entre los dos carriles, entorpeciendo el tráfico ya de por sí lento por el enorme volumen de vehículos.
El tráfico se pone peor por la gente distraída, irrersponsable y egoísta que piensa que navidad es un tiempo en el que solamente ellos pueden hacer barbaridades de tránsito, y los agentes brillan pos su ausencia en arterias como la calle Hidalgo, Criwtobal Colón, Juan B. Tijerina y otras de una circulación tremenda: parece que están muy ocupados en los bulevares cazando automovilistas para incrementar su cuota de infracciones y tener contentos a sus jefes.
El tráfico, la enorme cantidad de potenciales consumidores y el espíritu navideño propician que la autoridad disponga de elementos extras para una vigilancia mayor: hay muchos más agentes ministeriales en los bancos y negocios de la calle Hidalgo y puntos que el comercio oferta en demasía, con la idea de que haya menos abusos y asaltos, robos y demás, en bien de la ciudadanía.
Solamente hay que ayudarles, y denunciar cuando veamos este tipo de gente que nada aporta a la ciudadanía en general.
Y los exhortos corren para todos: los automovilistas deben quitar ese absurdo egoísmo y transitar pensando en los demás, y los peatones, entender que no son el ombligo del mundo: son tan importantes como los ciclistas, motociclistas y automovilistas, y todos tenemos reglas que cumplir.
Se supone que no debemos cruzar las calles a la mitad sino en las esquinas, y todos tenemos que aprender a respetar.
En ese sentido, el comercio debe comprender que la gente busca hacer rendir más su dinero, y para que puedan consumir en los negocios personales habrá que ofrecer mejores mercancías a precios competitivos, de forma tal que la gente nos prefiera.
La autoridad debe entender que no es con los aguinaldos con lo que hacen sólido su presupuesto, y que están no para castigar, no para multar, sino para orientar y hacer que la gente cumpla con lo que debe cumplir.
Como vemos, es una labor de todos, y todos tenemos que participar en la medida que nos permitan nuestras posibilidades.
Y si todos hacemos lo que nos conviene, lo que nos corresponde, y respetamos lo de los demás, seguramente que nuestras fiestas decembrinas serán mucho mejores, y podremos lograr convivir en armonía, sin tantos corajes por los que se estacionan hasta en tercera fila bajo cualquier pretexto.
Es hora de que pensemos como los demás y en los demás, y que hagamos de Victoria esa ciudad amable que debemos disfrutar sus hijos, y entender que tan importante es el de al lado como nosotros o los nuestros.

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