Como ciudadanos, siempre esperamos más de lo que nos dan quienes nos representan: los funcionarios de todo nivel hacen un esfuerzo determinado que siempre o casi siempre es denostado por una mayoría que, inconforme, nunca hace su parte; en cuanto a representantes nuestros, a quienes se les da el cargo y nombre de diputados y/o senadores, se les denigra por lo que están acostumbrados a entregarnos: demagogia, discursos, gestiones para ellos y sus bancadas, compensaciones y primas para ellos mismos¦ y poco trabajo en bien de los ciudadanos.
Tal es el caso de cierto diputado local que, la semana pasada hizo un pronunciamiento exigiendo a las autoridades del estado incrementar las medidas y establecer algunas otras para evitar problemas como obesidad y sobrepeso, toda vez que leyó en alguna parte que son la principal causa de enfermedades crónico degenerativas y de fallecimientos: que los gorditos tienen posibilidades mínimas de vivir bien.
El diputado en cuestión se dio cuenta de ello, y cuestionó la labor del gobierno de Tamaulipas: se olvidó que el mismo tiene en su estructura una dependencia llamada Secretaría de Salud, la cual es dirigida por Gloria de Jesíºs Molina Gamboa, y que tiene a su cargo una estructura muy completa que, si bien es cierto que no tenemos una cobertura para todo en todo momento, sí responde a nuestras necesidades.
El legislador, representante popular y œconocedor de nuestra infraestructura olvidó que para los casi 3.5 millones de tamaulipecos, de los cuales 51 por ciento son mujeres y 49 por ciento hombres existe una esperanza de vida de 73 años y 77.7, de varones y damas, respectivamente.
También se olvidó que en Tamaulipas la Secretaría de Salud tiene una infraestructura compuesta por 406 unidades médicas: 3 hospitales de especialidades, 18 hospitales civiles e integrales y generales, 46 clínicas de especialidades, 296 centros de salud, 46 unidades móviles de salud, y se cuenta con 1.417 camas censables, 27 laboratorios de análisis, y todo ello se atiende con 2,888 médicos, 4,062 enfermeras y 4,809 trabajadores paramédicos, técnicos y administrativos, entre los que se cuenta con un buen níºmero de promotores de la salud, que dispersos en las 12 Jurisdicciones Sanitarias son los encargados de llevar a cabo los programas sanitarios, entre los que destaca el combate al sobrepeso y la obesidad desde hace mucho tiempo.
Olvidó el legislador “probablemente porque su bancada no le dijo- que este aspecto de salud píºblica ha sido la gran preocupación en México y el mundo hace lustros, y que es el principal problema a enfrentar a nivel global, mundial: universal, pues.
Olvidó el diputado tamaulipeco que leyendo un poco nos enteramos de las cosas, ya que no conocen la infraestructura de nuestra entidad. Seguramente nunca ha ido a un centro de salud y no ha visto a los promotores de salud trabajar con madres adolescentes, adultos mayores, obesos, diabéticos e hipertensos; no los ha visto visitar las calles de la entidad para combatir el dengue o el zika y el chikungunya.
El diputado no tiene una mínima idea de donde está parado: seguramente vivirá en su oficina cómoda con clima artificial, viajará en su Suburban y se atenderá en œel otro lado, porque no sabe que contamos con una adecuada infraestructura y capacidad humana para los tamaulipecos.
Es grave, muy grave, que quienes se supone son nuestros representantes no tengan idea de con qué contamos, y que no hayan hablado a la SST para informarse al menos. Podrían haber pedido una hoja de datos a Comunicación Social como mínimo, para saber de qué hablan.
Es el grave peligro que existe cuando se le da voz y participación a gente que con su falta de conocimientos se atreve a señalar carencias o fallas.
Sobre todo, cuando no saben de qué hablan, como es comíºn en este grupillo de tamaulipecos que, con un salario insultante, con escasa actividad y menor utilización de la inteligencia y sentido comíºn se atreven a tomar tribuna.
Grave, muy grave, sin lugar a dudas.
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