Propuestas vanas

Con atención hemos visto que el candidato de una de las coaliciones ha entregado una propuesta que se pretende castigue a los servidores píºblicos que incurren en actos de corrupción y malversación de fondos, así­ como aspectos relacionados con inseguridad y más.

Personalmente, sin conocimientos de la materia de derecho, entendemos que en México muchas leyes con obsoletas, absurdas o que de plano, a los que no somos abogados nos quieren ver la cara de iletrados, y nuestros poderes legislativos, local y nacional pretenden que creamos que hay más justicia en todos sentidos.

Los códigos que existen hace muchos años -penal y civil- consideran castigos para quien infringe el bando de policí­a, buen gobierno, buena convivencia y más: entre las acciones que se castigan están los asaltos, asesinatos, secuestros, fraudes, disponer de algo de otros para beneficio sin consentimiento y más. La pregunta serí­a si realmente hace falta una ley que castigue, por ejemplo, la desaparición o el secuestro, cuando está tipificada esta o estas acciones en los códigos correspondientes.

Respetar la convivencia humana es la premisa legal, y en ese sentido, decí­a el Pbro. David Martí­nez Reyna hace muchos años que, si el ser humano respetara y observara los Diez Mandamientos, no habrí­a necesidad de más leyes; los enumeró en aquella ocasión y explicó de forma que, si los observamos bien, tendrí­a mucha pero mucha razón, porque se oponen a acciones contrarias al bien de los demás. Así­ de claro.

Entonces, el señor Meade ha entregado una propuesta que su partido nunca expuso en el Pleno del Poder Legislativo, y que es donde corresponde y a quienes corresponde, o al menos, suponemos que para eso se paga -y en exceso- a los legisladores.

Ellos debieran recoger nuestras inquietudes y llevarlas a discusión para que se conviertan en leyes, decretos o medidas que la autoridad competente asuma, en todos los rubros, actividades y más.

Entonces, suponemos que, en tiempos de pre-campañas, que sabemos todos que no son tales, sino campañas avaladas por la autoridad, si se hacen este tipo de propuestas, caemos en las diatribas quela gente ya no quiere escuchar.

Los mexicanos quisiéramos en tiempos electorales, antes y después de, escuchar que los precios de hidrocarburos han mejorado, o que el salario tiene mayor alcance en cuanto a compra de productos de la canasta básica; quisiéramos saber que hay una verdadera supervisión de medicamentos a nivel nacional que evita que los productos œgenéricos no sean más que un engaño que hace que corramos peligro mortal los que los adquirimos, o quisiéramos que los aspectos de educación y bienestar social estuvieran atendidos a satisfacción.

Nos gustarí­a ver nuestras calles alumbradas de noche y sin tanto bache; que los semáforos funcionaran bien, y muchas cosas más, y también, nos gustarí­a ver que detienen a quienes abusan del poder y les quitan todo lo que se llevaron y lo devuelven, sin esperar las argucias legales que les permiten salir y seguir disfrutando de lo mal habido.

Nos gustarí­a que nuestros hijos se sintieran contentos de vivir en México y no estén esperando una oportunidad para salir de aquí­, y nos gustarí­a poder salir en la tarde o noche a tomar una bebida en la banqueta sin correr peligro, como antes se hací­a.

Pero no nos gustarí­a que nos sigan diciendo esas frases que son literalmente hablando, œpromesas de campaña que nunca llegan a la realidad, como aquella de Felipe Calderón que prometió quitar la tenencia -¿recuerda?- y que es fecha que no se quita.

No queremos mentiras, no queremos que dupliquen leyes, solo que cumplan con el orden establecido para una adecuada convivencia humana en nuestra sociedad, y que todos podamos vivir tranquila y honestamente.

¿Es mucho pedir?

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