Liderazgos

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-No al autoritarismo
-œAmigos o enemigos
-Crí­tica, contrapeso del poder

CUANDO en un grupo organizado quien lleva la voz cantante y el bastón de liderazgo pretende que todos los integrantes piensen igual, prácticamente está franqueando el paso al autoritarismo, con todo lo que ello significa y, paralelamente, está aniquilando la democracia.

En un régimen autoritario la crí­tica no tiene cabida. Y peor aíºn: para el autoritarismo solo existen amigos o enemigos. Quienes piensen distinto al lí­der de inmediato son etiquetados como rebeldes, irreverentes o insubordinados.

Olvidan-quienes así­ ejercen determinado liderazgo-que justamente la crí­tica es el contrapeso del poder y, en consecuencia, el debate se convierte en la esencia misma de la democracia. Hacer caso omiso a voces discordantes, opiniones o criterios distintos no es la mejor manera de conducir o representar a un grupo organizado. Menos aun cuando los señalamientos tienen fundamento y puntualizan irregularidades.

En una asociación civil legalmente constituida, por ejemplo, es imperdonable que quien lleva el bastón de mando no solo tolere y permita sino que participe en la violación tumultuaria del Estatuto. En esos casos, la anarquí­a está a la vuelta de la esquina.

Desafortunadamente, suele suceder que ciertos liderazgos autoritarios se aprovechen de la nobleza de sus representados bajo el tradicional amago del œamigo o enemigo. Por lo tanto, es lógico y natural que, bajo ese esquema, nadie quiera enfrentar al poder.

La guerra sucia, la descalificación o el vací­o son estrategias que utilizan algunos lí­deres ante la imposibilidad de rebatir argumentos sólidos y sustentados. Obvio, con lo antes descrito, no se descubre œni el hilo negro ni el agua tibia.

Peor aíºn cuando esos liderazgos están contaminados por severos problemas de personalidad como son la egolatrí­a y el narcisismo. Creer, pensar o actuar como poseedores de la verdad absoluta y que ninguna opinión debe estar por encima de la suya, o bien, la necesidad extrema del halago, aplausos o reflectores son caracterí­sticas clásicas en individuos que presentan esos graves trastornos. Olvidan que el rencor, la amargura y el deseo de venganza son veneno puro que corroe el alma.

Quienes ejercen la delicada misión de liderar grupos debieran analizar con detenimiento el consejo en materia de liderazgo del próspero empresario chino JACK MA: œUn verdadero lí­der corrige sin ofender, orienta sin humillar. Corrige en privado, elogia en píºblico. Como es evidente, en ese contexto, el autoritarismo no aplica en los verdaderos liderazgos.

Confundir o malinterpretar los términos lealtad e institucionalidad es otro grave error de quienes tienen el privilegio de ser cabeza de grupo y de los correligionarios. Creen (los lí­deres) que ellos son la institución, olvidando que solo son los representantes. Los correligionarios, en cambio, se dicen institucionales porque son leales al lí­der.

En un grupo organizado constituido no debe existir ningíºn interés por encima de la institución. Generalmente, las instituciones no fallan. Fallan quienes tienen a su cargo el liderazgo u órgano de gobierno.

Otra opinión que no tiene desperdicio en lo que al ejercicio de liderazgos se refiere, es la externada por un destacado y experimentado periodista: œLa fraternidad es la fuerza entre los periodistas y eso es lo que deben entender algunos que por su protagonismo y desbordadas ambiciones se arrogan liderazgos que no tienen, para obtener beneficios económicos y prebendas personales, con lo que en vez de unir dividen al gremio.

P.D.- Como nobleza obliga, agradezco las muestras de afecto recibidas con motivo de mi cumpleaños, el dí­a de ayer. Siempre es satisfactorio escuchar o leer parabienes a partir de una relación familiar, de amistad, profesional o gremial. Un valor agregado tienen los afectos personales que no permiten se contaminen por nimiedades derivadas de asuntos gremiales.

Y hasta la próxima.
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