Existe una anomalí­a en ífrica que está debilitando el campo magnético de la Tierra desde hace 1.000 años

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Se sabe que el campo magnético de la Tierra se encuentra en un estado de debilitamiento. De todos los lugares del planeta, una región de ífrica sufre una anomalí­a más peligrosa que en el resto. Una nueva investigación ha marcado el inicio de este fenómeno como parte de un patrón que dura más de 1.000 años.

La Tierra está envuelta en un campo magnético dipolar que se origina en el níºcleo del planeta. Este campo se mueve a medida que el níºcleo fluye y, tras largos perí­odos geológicos, se puede invertir pasando el norte magnético al sur (y viceversa). No pasa nada, de hecho, se trata de un proceso que puede durar hasta miles de años, y la íºltima vez que ocurrió fue hace unos 780.000 años, aunque se volvió a cerrar hace unos 40.000 años.

De ocurrir esta inversión de los polos, el principal problema radica en que durante el proceso la intensidad del campo magnético que protege nuestro planeta de la radiación solar variarí­a más de lo normal.

Dicho esto, nadie tiene la certeza de saber si se avecina otro cambio inminente, sobre todo por la falta de datos. Sin embargo, los investigadores llevan años estudiando cualquier pista que pueda ayudar a predecir en la medida de lo posible esa hipotética inversión.

Y es justo en este punto donde se enlaza esa región que preocupa y que los investigadores llaman Anomalí­a del Atlántico Sur: una gran extensión del campo que se extiende desde Chile hasta Zimbabwe. Los cientí­ficos dicen que el campo es tan débil dentro de la anomalí­a que es peligroso para los satélites de la Tierra al entrar en contacto, ya que la radiación adicional que deja pasar podrí­a interrumpir sus dispositivos electrónicos. Segíºn el fí­sico Vincent Hare, de la Universidad de Rochester:

Una de las razones por las que los cientí­ficos no saben mucho sobre la historia magnética de esta región del planeta es que carece de lo que se llama datos arqueomagnéticos: evidencias fí­sicas del magnetismo en el pasado de la Tierra, preservado en reliquias arqueológicas de épocas antiguas. Una época pasada pertenecí­a a un grupo de africanos antiguos, los cuales viví­an en el valle del rí­o Limpopo, que limita con Zimbabwe, Sudáfrica y Botswana: regiones que se encuentran dentro de la Anomalí­a del Atlántico Sur actual.

Segíºn el íºltimo estudio, hace aproximadamente 1.000 años, estos pueblos bantíºes llevaron a cabo rituales en tiempos de dificultades ambientales. Durante los perí­odos de sequí­a, quemaban sus chozas de arcilla y granos, en un ritual de limpieza sagrado para hacer que las lluvias volvieran, sin saber que realizaban una especie de trabajo de campo cientí­fico preparatorio para los investigadores siglos después. Como explica el geofí­sico John Tarduno:

Así­ fue como un análisis de los artefactos antiguos que sobrevivieron a estas quemas revelaron mucho más que las prácticas culturales de los antepasados ‹‹de los africanos del sur de hoy. œEncontramos evidencia de que estas anomalí­as han sucedido en el pasado, y esto nos ayuda a contextualizar los cambios actuales en el campo magnético, cuenta Tarduno.

Como una œbríºjula congelada en el tiempo inmediatamente después de la quema, los artefactos revelaron que el debilitamiento en la Anomalí­a del Atlántico Sur no es un fenómeno independiente de la historia. De hecho, existieron fluctuaciones similares en los años 400-450 CE, 700-750 EC, y 1225-1550 EC, y el hecho de que haya un patrón explica que la posición de la Anomalí­a del Atlántico Sur no es una casualidad geográfica.

Se piensa que el debilitamiento actual en el campo magnético de la Tierra (que se ha estado produciendo durante los íºltimos 160 años) es causado por un depósito de roca densa llamada African Large Low Shear Velocity Province, una que se encuentra a unos 2.900 kilómetros debajo del continente africano.

Los investigadores sugieren que esta región densa, que existe entre el hierro lí­quido caliente del níºcleo externo de la Tierra y el manto más rí­gido y frí­o, perturba de algíºn modo el hierro que ayuda a generar el campo magnético de la Tierra.

De estar en lo cierto, habrí­an dado con gran parte del rompecabezas del debilitamiento del campo, y todo gracias a esa quema de arcilla de la antigí¼edad. El hallazgo ayudará a los geólogos a comprender mejor cómo y por qué los polos magnéticos de la Tierra se revierten de vez en cuando, y tal vez incluso ayuda a predecir cuándo volverán a dar otro salto. [National Geographic, The Conversation, Geophysical Review Letters]

FUENTE
https://es.gizmodo.com

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