Los embriones humanos tienen míºsculos que perdimos hace 250 millones de años (pero desaparecen antes del nacimiento)

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Un equipo de biólogos evolutivos liderado por Rui Diogo, de la Universidad de Howard (EE.UU.), ha demostrado en su estudio publicado en la revista Development que en las etapas tempranas del desarrollo en los embriones humanos se forman míºsculos atávicos de extremidades, algunos de los cuales se perdieron hace millones de años. Estos tejidos se eliminan de nuestro organismo antes del nacimiento y hoy en dí­a están presentes en muchos animales, pero ausentes en los humanos adultos.

Así­, los míºsculos denominados dorsometacarpales desaparecieron de nuestros ancestros hace 250 millones de años, durante la transición de reptiles sinápsidos a mamí­feros, pero los cientí­ficos los localizaron en la mano de un embrión humano de diez semanas. Por lo general los dorsometacarpales desaparecen por sí­ mismos o se fusionan con otros míºsculos.

Los investigadores también descubrieron que tanto en las manos como en los pies de los 30 míºsculos que se forman para la séptima semana de gestación, un tercio se eliminará por completo o será parte de otros míºsculos para la semana 13. Este hecho desmiente el mito de que en nuestra evolución y desarrollo prenatal nos volvemos más complejos a medida que los míºsculos continíºan formándose mediante la división de míºsculos ya existentes.

Las suposiciones de que las estructuras atávicas como míºsculos o huesos pueden estar presentes en los embriones humanos existí­an desde hace mucho, pero por falta de tecnologí­as adecuadas resultaba muy complicado visualizarlas con claridad. Los cientí­ficos liderados por Diogo lograron detectar los tejidos atávicos gracias a la nueva tecnologí­a que permite obtener imágenes en 3D de alta resolución.

“Lo que es fascinante es que observamos varios míºsculos que nunca han sido descritos en el desarrollo humano prenatal y que algunos de estos míºsculos atávicos estaban presentes incluso en los fetos de 11,5 semanas, lo cual es sorprendentemente tarde para los atavismos del desarrollo”, comentó Diogo.

El descubrimiento de los biólogos contribuye no solo al entendimiento de cómo evolucionaron nuestras extremidades, sino también a una mejor comprensión de patologí­as, ya que los míºsculos atávicos hoy en dí­a a veces pueden encontrarse en las personas nacidas con malformación congénita y se consideran anomalí­as o variaciones raras.

Fuente:
RT.com

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