Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Luego de sufrir los efectos de una extensa sequía de 18 meses, cerca de 200 campesinos que habitan en al menos 6 ejidos de Nuevo Laredo se encuentran al borde de la pobreza extrema, al no poder comprar los insumos que les permitan producir sus secas tierras para alimentar su ganado y subsistir ante los ya devastadores efectos del COVID-19.
Se trata de campesinos que habitan todavía en los ejidos, La Cruz, Miguel Alemán, Morelos, Altos Amarillo y Francés, entre otros, de un total de 866 registrados en el Comité Campesino Municipal, los que se ven impedidos de acudir por sus insumos a Nuevo León por estar cerrada la carretera a personas que no son originarias de aquel estado, alertó Alejandro López Robles, dirigente de este organismo afiliado a la Central Nacional Campesina (CNC).
œYa son tiempos de vacas flacas porque son campesinos que viven de una tierra que ya no produce nada, y tienen necesidad de trabajarla para poder comer, expresó el dirigente campesino.
Y es que de acuerdo a este dirigente, de los 16 ejidos con que cuenta el municipio, solo en los mencionados hay aíºn comunidades de campesinos que subsisten de lo que producen, pero lamentó que debido a la extrema sequía, a la crisis económica que los tiene empobrecidos, y a la pandemia provocada por el coronavirus, la situación para esos 200 productores es en extremo crítica.
œYa estamos ahorcados por esta crisis, y hay algunos campesinos que apenas sobreviven con lo poco que tienen, pero ya no pueden más, señaló.
La difícil situación por la que pasan les ha obligado a vender parte de su flaco ganado a precios muy bajos, ya que no cuentan con alimento ni pueden exportarlo a Estados Unidos, lo que agrava aíºn más su precaria situación.
El alimento para el ganado lo compran en ciudad Anáhuac, un pequeño poblado ubicado en los límites de Nuevo León y Tamaulipas, cuyo íºnico acceso se encuentra cerrado para ellos debido a la Cuarentena decretada por el gobierno federal, œy esto agrava la situación crítica por la que estamos pasando, y quien tiene ganado lo está malbaratando para subsistir, porque no tenemos un salario fijo como lo puede tener un empleado, expresó López.
Antes de la sequía que inició desde finales del 2018, algunos campesinos tenían entre 20 y 50 reses, lo que les permitía tener una vida holgada cuando vendían a buen precio parte de su ganado, pero con la sequía, la crisis económica y la pandemia, más de la mitad de sus pequeños hatos ya fueron vendidos, y aun así esos 200 campesinos apenas subsisten.
œPero ahora ya no se trata de salvar nuestro ganado, se trata de salvarnos a nosotros mismos, lamentó el dirigente campesino con pesimismo, al saber que solo dos o tres ejidos de los 16, son aptos para producir muy poco zacate y sorgo forrajero que sirve como alimento al ganado, además de algunas hortalizas que utilizan como alimento para sus familias.
Las pocas reses que les quedan a algunos campesinos las guardan para poderlas vender cuando pases esta crisis, y de esa manera poder sobrevivir, ya que dijo que actualmente ya no hay lo que dijo ˜vacas gordas™, solo ˜vacas flacas™, las que se venden más baratas para poder sobrevivir en estos ejidos tan alejados del área urbana.
Se quejó también de que el gobierno no les ofrece apoyos para la compra de insumos, ya que los programas de apoyo al campesino fueron cancelados, œy estamos bien fregados por todas partes, pero lo íºnico que esperamos es poder sobrevivir a estas crisis, sostuvo.


