Coronavirus: qué son las œzonas verdes que algunos matemáticos plantean para salir de la cuarentena

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La pandemia de covid-19 ha puesto a prueba el mundo. Nunca antes hemos estado tan conscientes de las muchas maneras en las que podemos entrar en contacto con tantos otros. Nos hemos visto forzados a reevaluar y readaptar hábitos cotidianos, desde estrechar la mano hasta el simple acto de abrir una puerta.

Esto se debe a que el virus se propaga mediante la proximidad fí­sica: el contacto directo entre personas (darse la mano, besos y abrazos), tos o, inclusive, tocar objetos con contaminados con gotitas. La suma de todos estos tipos de contacto forma una gran y dinámica red -como cuando Facebook mapea nuestra interacción social online. Desconectar o debilitar esta extensa red es el propósito clave de las medidas de distanciamiento social que se aplica alrededor del mundo.

Cómo saldremos del confinamiento es el próximo desafí­o. Será importante evitar un resurgimiento del virus mientras se reduce el impacto social y económico. Las propuestas van desde crear una inmunidad de rebaño hasta mantener intacto las medidas de confinamiento hasta que se desarrolle un tratamiento o una vacuna.

Nosotros formamos parte de un grupo de matemáticos y economistas especializados en crear modelos de situaciones aleatorias e inciertas. Proponemos una estrategia de salida que mitigue los riesgos de salud de los primeros y los riesgos sociales y económicos de los íºltimos. Esta sigue la lí­nea de otras ideas como la de mantener los controles impuestos sólo a los grupos de alto riesgo.

Nuestra propuesta -recientemente publicada- está basada en dos elementos clave. Primero, en identificar zonas verdes, o sea las áreas donde el sistema sanitario es operacional, la tasa de infección es baja y los riesgos futuros aparentan ser manejables. Y en segundo lugar, unir progresivamente estas zonas verdes una vez sea seguro hacerlo.

Zonificación
El propósito del confinamiento es dividir a la población mundial en subredes desconectadas, entre las cuales el movimiento es limitado. Pero ese tipo de divisiones están lejos de ser completas.

En Francia, donde tenemos nuestra base, se le pide a la gente a que se mantenga dentro de un radio de 1 km de sus casas. Aunque esa medida ralentiza significativamente la propagación, el virus todaví­a puede viajar a través de una red completa. En una ciudad como Parí­s, dos personas que estén separadas por 2 km de distancia podrí­an seguir compartiendo el mismo supermercado, así­ que todos los habitantes dentro de esta ciudad de 10 km están conectados dentro de cinco grados de separación.

En lugar de aplicar un radio lí­mite de movimiento para cada individuo, como es el caso en Francia, proponemos que funcionarí­a mejor si a las personas se les permitiera moverse entre áreas desconectadas, como paí­ses, ciudades o municipios. Obviamente, tal división serí­a más fácil de cumplir entre ciudades separadas que entre los municipios de una misma ciudad. Por lo tanto las divisiones entre ciertas zonas necesitarí­an imponerse legalmente, mientras que las divisiones entre otras zonas serí­an simplemente recomendadas. Por supuesto que esto representarí­a un aumento del control estatal en muchos paí­ses.

Tales medidas de zonificación han sido aplicadas con éxito en varias regiones de China, especialmente en Wuhan. Esto reducirí­a las conexiones entre las diferentes áreas e impedirí­a que el virus viaje por todo el territorio. Como es imposible cercenar completamente las conexiones debido a la necesidad de desplazamiento de trabajadores clave -y que algunas personas ignoran las reglas- incorporamos esa variante en nuestro análisis.

Etiqueta verde
La zonificación verde harí­a más fácil la transición a la vida normal, una vez el brote inicial sea contenido. Para controlar el proceso y el inevitable resurgimiento parcial del virus, sugerimos una estrategia basada en un reciente artí­culo del economista español Joan Monrí s. í‰l propone primero abrir zonas que actíºan como mercados laborales locales -áreas que implican un alto nivel de desplazamiento interno, pero poco desplazamiento por fuera de estos.

Sugerimos que cada nación deberí­a ser dividida en áreas geográficas, o células, de entre 5.000 y 100.000 habitantes. Para limitar los daños económicos, estas divisiones deberí­an tener bajo consideración las “zonas de desplazamiento al trabajo”, o sea las zonas que comparten muchos lazos económicos.

Cada célula se etiqueta roja o verde, dependiendo de su actual estatus con respecto a covid-19. En las células rojas, la situación serí­a similar a la de confinamiento. Se mantendrí­an en su lugar las medidas sanitarias, las restricciones de apertura de tiendas y las restricciones para salir de casa. Además, para poder abandonar su propia zona, se necesitarí­a un certificado especial reservado para trabajadores y otras razones importantes. En contraste, la vida regresarí­a paulatinamente a lo normal dentro de las células verdes.

Consideremos una localidad de 10.000 habitantes donde la mayorí­a de la gente trabaja en una fábrica local o en otras labores dentro de la comunidad. Una vez el virus está bajo control y no se detecten nuevas infecciones durante varios dí­as consecutivos (determinados por una estricta prueba aleatoria como la propuesta por el Nobel de Economí­a Paul Romer), la localidad recibirí­a la etiqueta “verde”. Sus habitantes podrí­an, entonces, regresar a sus interacciones sociales y económicas cotidianas dentro de su zona, aunque los viajes fuera de su localidad estarí­an restringidos.

Después de aproximadamente una semana, cuando el virus esté bajo control entre un pequeño níºmero de células verdes vecinas, estas serí­an consolidadas en una “zona verde”. De esta manera, se crearí­an zonas verdes cada vez más grandes, con la gente compartiendo las mismas tiendas, lugares de trabajo, parques y escuelas. Regresando a nuestro ejemplo parisino, todos los distritos (arrondissements) se irí­an consolidando sucesivamente hasta finalmente unir a toda la ciudad.

La definición exacta de lo que constituirí­a una zona verde y cuándo unirlas dependerí­a de cada paí­s especí­fico y tienen que definirse en consulta con expertos médicos, epidemiólogos y económicos. En algunos casos, serí­a preferible referirse a ellas como “amarillas” para resaltar el hecho que todaví­a se mantienen activas muchas restricciones.

Las pruebas y las zonificaciones, naturalmente, no serí­an perfectas. Así­ que algunas zonas verdes inevitablemente registrarí­an un resurgimiento de la infección y, por ende, dejarí­an de ser “verdes”. Cuando esto suceda, se perderí­a la etiqueta verde de toda un área y regresarí­amos a la anterior situación de confinamiento.

Las ventajas de la zonificación verde
Este proceso de consolidación (reunificación) podrí­a parecer tedioso, a medida que las zonas verdes se puedan frecuentemente aumentar pero también reducir de cuando en vez. Pero nuestro estudio sugiere que cuando la probabilidad de nuevas infecciones se controle, este proceso permitirí­a un exponencialmente rápido regreso a la normalidad. Un paí­s como Reino Unido, segíºn nuestros simulacros, podrí­a quedar reunificado en entre dos y cuatro meses. Eso, suponiendo que se mantengan las medidas sanitarias necesarias y que las pruebas estén ampliamente disponibles.

Mientras que la consolidación de zonas verdes exige que el proceso sea cuidadoso, es eficiente. En un sentido, esta estrategia implicarí­a la desconstrucción de la sociedad en sus unidades fundamentales, antes de reconstruir la sociedad con esas mismas unidades.

La zonificación verde permitirí­a la rápida reunificación y la minimización del impacto social y económico al restaurar las relaciones normales lo antes posible. También habrí­a la posibilidad de adoptar la zonificación verde segíºn la capacidad de cada región de aplicar otras medidas, como la disponibilidad de pruebas o certificados de inmunidad o prácticas de precaución sanitaria.

Para cosechar todas las ventajas que ofrece la ejecución de la zonificación verde, se deben tomar importantes decisiones de polí­tica. La definición de las zonas requiere tener en consideración los ví­nculos sociales y económicos. Las reglas que se aplican a cada zona necesitarí­an estar claramente definidas. Es importante que todas las medidas, incluyendo la zonificación verde, reciban el apoyo del píºblico -que podrí­a no ser fácilmente posible, dado el significativo incremento de las medidas de vigilancia involucradas.

Ha llegado el momento de considerar una estrategia de salida. Nuestro modelo matemático sugiere que alguna versión de la zonificación verde la podrí­a ofrecer. A través del aumento progresivo de zonas verdes, tendrí­amos la oportunidad de reconstruir nuestra interactividad social y económica de forma segura, eficiente y rápida.

Fuente:
BBC.com

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