México: el otro informe

8

Esta semana, en su tradicional rueda de prensa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), su directora general, Carissa Etienne abordó la situación del personal sanitario en  medio de la pandemia, aquejado no solo por atender una emergencia de salud pública sino fundamentalmente adolecido, por la falta de camas disponibles, de unidades de ventilación o intubación; en sí de infraestructura y primordialmente de equipos de protección personal.

La OPS  es la oficina regional en las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde sus oficinas centrales en Washington, Etienne pidió a los gobiernos  que protejan mejor a su personal sanitario por ser los primeros en estar en el frente ante la batalla contra el coronavirus.

No ha sido fácil para nuestros médicos, enfermeras, afanadores, auxiliares, personal de limpieza de los hospitales, conductores de ambulancia, paramédicos y muchos más  profesionales y técnicos que han estado dando la cara y desbordados ante el drama de miles de personas que todos los días enferman, algunos terminan en cuidados intensivos y otros más lo hacen falleciendo.

Nadie está preparado para procesar tanto dolor al mismo tiempo aunado a la impotencia de querer ayudarlos a todos y contar con camas limitadas, aparatos de oxígeno limitados y muchos otros suministros más, limitados. Y de eso no tienen ellos la culpa que no son los que elaboran el presupuesto público son los que dan la cara en  las clínicas y en los hospitales.

A la fecha, en las Américas -como la llama la OPS- hay 13.5 millones de casos de coronavirus, en promedio diario mueren 4 mil personas, lo que hace hasta el momento, una sumatoria de 469 mil muertos… solo en el continente americano.

En efecto, como lo señala la dirigente de la OPS, esta pandemia no tiene precedentes, ya lo decía igualmente  su compañero Tedros Adhanom, director general de la OMS, al referir que “cada cien años” sucede una pandemia que no solo causa dolor y devastación sino que también deja grandes lecciones para cambiar las cosas, mejorarlas y prevenir.

Entre las personas contagiadas en las Américas, por supuesto que hay personal sanitario como lo hay igualmente entre aquellos que han terminado vencidos por el virus.

La OPS dio a conocer que en el continente americano un total de 570 mil trabajadores de la salud se han infectado con coronavirus de los que, han fallecido, 2 mil 500 trabajadores.

México y Estados Unidos concentran el 85% del total de los fallecimientos registrados en el personal sanitario en todo el continente americano: el país azteca con 1 mil 320 trabajadores sanitarios muertos y en Estados Unidos, con un mil 077 personas.

Esto significa, puntualizó la OPS, que uno de cada siete enfermos por coronavirus en México y en la Unión Americana han sido sanitarios y unas tres cuartas partes mujeres.

Son cuatro los países en todo el mundo con la mayor cantidad de personal sanitario muerto por culpa del Covid-19 además de México, Estados Unidos están Reino Unido con 649 decesos y Brasil con 634 óbitos.

Es curioso porque en España en esta primera ola de coronavirus en la que  el gobierno vía decreto levantó un estado de alarma y un confinamiento obligatorio, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio, durante ese lapso el personal sanitario contagiado llegó a las 55 mil personas pero los decesos fueron menores, ni siquiera están dentro de los cuatro primeros.

A COLACIÓN

Etienne, en su informe, recomendó a los países garantizar que todos los trabajadores realicen su trabajo de forma segura dotándolos de suficientes suministros de protección personal y capacitándolos en el manejo de los pacientes de manera efectiva a fin de evitar contaminarse.

La realidad es que está pandemia ha dejado a todos desnudos, de cara al sol, ningún país pobre o rico o más o menos desarrollado ha contado con los equipos de protección sanitaria indispensables, en cuanto a número  e igualmente seguro, en cuanto a cumplir con los parámetros de calidad. Si queremos a nuestros sanitarios vivos, seguros y fuertes en la batalla contra este maldito virus, por lo menos hay que darles las armas necesarias para estar en el frente.

Y rabia me da la gente ingrata que, como dice la OPS y la OMS, de manera irracional ha maltratado a trabajadores del sector salud tratándolos casi en calidad de apestados; algunos siendo rechazados del transporte público o bien obligados a dejar sus casas. Yo, por mi parte, agradezco, a cada uno de ellos  su inmensa y humanitaria labor.

(Visited 1 times, 1 visits today)