Vacúnese bajo su propio riesgo

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Las farmacéuticas conocen el riesgo intrínseco: AstraZeneca, Pfizer, Sanofi y Johnson & Johnson  en sus contratos firmados con los países ansiosos por tener la vacuna del coronavirus están incluyendo una cláusula de protección contra potenciales demandas por personas afectadas que lleguen a desarrollar algún efecto derivado de la inmunización.

            AstraZeneca, ningún otro grupo farmacéutico a nivel mundial tiene tantos compromisos adquiridos para surtir una vacuna que no tiene todavía en sus manos, se trata de la vacuna de Oxford con el Instituto Jenner a partir del adenovirus de la gripe de un chimpancé.

            La revista The Lancet publicó hace poco que en sus ensayos con humanos (grupos de entre 18 a 55 años de edad) se encontró una fuerte respuesta inmunitaria, tanto humoral como celular, en aquellos individuos a los que se inyectó dos dosis. Dos dosis son  las mismas que están poniendo tanto Rusia como China en sus respectivos efectivos militares, una campaña obligatoria de vacunación que luego extenderán para todo el personal sanitario y docente; al resto de la población será una decisión de forma voluntaria.

            La multinacional con presencia en 100 países  cuenta con un valor de capitalización de 120 mil 936 millones de euros y una facturación cercana a los 30 mil millones de euros; desde hace dos meses la compañía ha ofrecido una alianza a la estadounidense Gilead, su unión crearía el segundo grupo farmacéutico mundial después de la suiza Roche que ostenta un valor de capitalización por 261mil 675 millones de euros y una facturación de 56 mil 728 millones de euros.

            La empresa ha vivido una larga evolución en el tiempo, cien años de cambios desde que Astra AB fue fundada en 1913 y en 1999 se fusionaron AB con Zeneca Group.

            Bajo la representación de Pascal Soriot, CEO  de la compañía, AstraZeneca enfrenta uno de los retos más importantes de su historia: producir 3 mil  millones de dosis de la vacuna de Oxford bajo presión de tiempo.

El laboratorio británico ha cerrado acuerdos con India, Rusia, México, Argentina, Brasil, Estados Unidos y se espera que la lista de países engrose en la medida que más naciones ofrezcan sus laboratorios para manufacturar la vacuna de Oxford.

¿Cómo será este proceso? Preguntado al respecto, Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud de la OMS dijo que “AstraZeneca hará una transferencia de su tecnología” a los laboratorios con los que tiene acuerdos para que a su vez éstos, empiecen a fabricar la vacuna a fin de que pueda ser distribuida no solo al interior de los países sino también de forma regional.

 A COLACIÓN

 En un ejercicio de transparencia, la UE dio a conocer las condiciones bajo las que, el pasado 27 de agosto, cerró un contrato de suministro de 400 millones de dosis de la vacuna de Oxford con AstraZeneca.

            La Agencia Europea del Medicamento dará su visto bueno para su comercialización entre los 27 países miembros de la UE y la Comisión Europea utilizará las flexibilidades del marco reglamentario para que la vacuna se distribuya rápidamente.

            ¿Qué pasará con los riesgos adyacentes a la vacuna? El texto de la UE señala que: “A fin de compensar los elevados riesgos asumidos por los fabricantes, los acuerdos de compra anticipada prevén que los Estados miembros indemnicen al fabricante por las responsabilidades contraídas en determinadas condiciones”.

            Los países asumirán los potenciales daños en la salud que llegase a generar en la o las personas la puesta de las dos dosis de la vacuna de Oxford contra el coronavirus; por eso es que la UE demoró semanas en aceptar los términos del contrato de AstraZeneca.

            Por su parte, Ruud Dobber, ejecutivo de AstraZeneca, declaró a Reuters que se trata de una situación “única” para la compañía en la que, simplemente, no pueden asumir el riesgo si en cuatro años la vacuna está mostrando efectos secundarios.

En el caso de la legislación estadounidense, la Ley de preparación ante emergencias y disponibilidad de la población 2005, también conocida como Ley PREP, excluye de demandas por daños y perjuicios a todos los productos “que ayudan a controlar una crisis de salud pública” y bajo la Operación Warp Speed quedan doblemente protegidas las farmacéuticas que producirán la vacuna porque se parte del criterio de la urgencia sanitaria cuya atención incluye un riesgo intrínseco asumible por las propias personas. 

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