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Estoy seguro en un alto porcentaje, que los lectores de este espacio, al solo mirar el minúsculo título de hoy, intuye el tema del que escribo y no se equivoca, porque a 730 días de haber asumido el cargo tan anhelado por un puñado de candidatos, el tabasqueño de Andrés López Obrador, asumió la presidencia de este vapuleado México.

En la campaña que realizó para llegar a la Silla Grande del Palacio Nacional, conoció y reconoció de todo tipo de problemas que le plantearon directamente o que surgieron por descuido o traición de algunos que ¿pretendieron? conseguir justicia, erradicación de la corrupción, etc.

El martes por la tarde, de este 1 de diciembre, mientras este espacio se entrega a la Casa Editorial, el presidente López, desde Palacio Nacional, por cierto construido por el conquistador Hernán Cortés y convertido en residencia oficial del Poder Ejecutivo, alzará la voz en lo que han denominado El Informe del Presidente, contradictorio por lo menos en nomenclatura, porque la Constitución señala el 1 de septiembre.

¿Promesas cumplidas o parcialmente cumplidas o incumplidas? La verdad es que soy de los que se manifiestan ignorante del tema, porque no creo que el presidente se refiera al ‘jalón de orejas’ que nos dieron junto a Brasil, por el tema de la Pandemia y su mal manejo, aunque el Dr. Hugo López haya culpado de distorsión de la información a los periódicos.

Pese a el desvío que López Gattel pretendió dar al mensaje del Dr. Tedros Adhanom, titular de la Organización Mundial de la Salud (OMS), refiriéndose a “la situación en México es muy preocupante… debe tomar muy en serio la pandemia…” los comunicadores y empresas comprometidas con la honestidad, difundieron esta llamada de atención.

El mismo servicio de noticias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) difundió en su cuenta de Twitter las declaraciones hechas por el Dr. Tedros Adhanom, con la exhortación a México y Brasil para ‘tomar en serio la pandemia’.

¿El informe del presidente contendrá una explicación sobre los hechos sucedidos el pasado fin de semana en tierras norteñas de las californias, cuando una mexicana de edad avanzada muestra un cartel pidiendo medicinas para el cáncer? ¡Y el trato que recibió!

En este tenor, el 1 de diciembre del 2020 llegó y fue un compromiso el que los mexicanos tendríamos funcionando el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI), que sustituye al desaparecido Seguro Popular, porque dijo el presidente era ineficiente y daba espacio a actos de corrupción.

El INSABI dijo entonces Don Manuel López, “Es un plan completamente nuevo, porque nos dejaron tirado el sistema de salud, se dedicaron a robar en el sector salud, como lo hicieron en todo el gobierno, se robaban hasta el dinero de las medicinas”. ¿Por qué me acordé del hijo de Manuel Bartlet?

¿Informará tal vez el presidente López, sobre los motivos que fundamentaron la petición de repatriación del general Cienfuegos o de la solicitud para que extraditen a don Genaro G y sea juzgado por delitos que recién descubrió la Fiscalía General de la República?

El tema de la pandemia y los más de los 100 mil mexicanos muertos sería buen comienzo para el informe y quizá entenderíamos la actitud, hasta insolente de no usar el cubre bocas, al grado de que, en el seno del Consejo del Instituto Nacional Electoral, el presidente se vio obligado a suspender la sesión porque el representante del Partido del Trabajo, filial de Morena, alegó que con el cubre bocas lo quieren amordazar.

El segundo aniversario del ascenso a la presidencia del persistente tabasqueño, Manuel López, debiera ser un orgullo de trabajo, de esfuerzo, de bienestar de quienes representa.

Lamentable, pero si un premio debiera ganarse don Manuel Andrés, es el del gran divisor, el mexicano que ha logrado dividir a sus compatriotas, señalando hasta con sobrenombres a quienes no comulgan con la forma de pretender dirigir al país.

Los mexicanos de hoy estamos divididos porque Manuel López ha vendido bien la idea de que todo en el pasado ha sido corrupción, deshonestidad, podredumbre, aunque olvida que sabemos en la suciedad que nos dejaron, aunque también de somos inocentes de la comisión de esos delitos.

Muchos mexicanos aprendimos a no creer solo en las palabras, razonamos y cuestionamos y por ello nos injurian, nos atacan como si hubiéramos delinquido.

La Unidad Nacional en este México hoy es una utopía, dejo de ser una esperanza, abandonamos una realidad que llegamos a vivir, simulada tal vez, pero la sentimos, con ella crecimos, ahora es distinto porque pareciera que giramos en todos sentidos, sin rumbo.

¿El tren Maya… a cambio de qué? ¿Las refinerías? El mundo está entrando a otros combustibles como la energía solar, la eólica o combustibles alternos, no del petróleo.

Donde quedó aquél sentimiento hecho poesía del yucateco Ricardo López Méndez (1903-1989), el Vate, “México creo en ti, como en el vértice de un juramento. Tú hueles a tragedia, tierra mía y, sin embargo, ríes demasiado. ¿A caso porque sabes que la risa es la envoltura de un dolor callado?”

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