-Periodista estima que serán reprimidas.
Nuevo Laredo, Tamaulipas.-Una caravana de aproximadamente 300 hondureños salió la noche del miércoles desde San Pedro Sula, Honduras, con rumbo a la frontera norte de México, pero extrañamente su salida fue muy apresurada ya que no se avisó a medios de comunicación ni a organismos sociales para velar por la seguridad de sus integrantes durante el trayecto, entre ellos mujeres y niños.
Otra caravana integrada por unas mil personas se apresta para salir este jueves desde el mismo lugar, de acuerdo a una convocatoria emitida presuntamente por personal del gobierno federal, para reunirse en la terminal de autobuses de dicha comunidad, a las 15:00 horas, y en caso de lograr su objetivo, su destino sería Tijuana-San Diego, Juárez-El Paso, o algunos municipios del norte de Tamaulipas.
Entrevistado vía telefónica hasta Tegucigalpa, el periodista Bartolo Fuentes, integrante de la ‘Red Comunitaria’ y de medios nacionales de ese país centroamericano, este pequeño grupo fue incitado por particulares, con la intención de dispersarla, ya que entre la caravana hay ‘gente del gobierno infiltrada’ que se hacen pasar como líderes para llevarlos por rutas muy peligrosas, de noche y sin la presencia de observadores nacionales e internacionales.
“No hay organización ni nada, y esas personas se toman atribuciones para decirles ‘vámonos’, y se los llevan en la noche para que pasen desapercibidos y sin medios de comunicación presentes, por lo que no tienen posibilidades de conseguir apoyos porque no hay circulación de vehículos y la gente está dormida a esas horas”, comentó el periodista.
La primera caravana partió a las 21:00 horas en pleno toque de queda en ese país, derivado por la pandemia y con rumbo a Guatemala, pero por una zona despoblada y selvática, “y los llevan por ahí para desgastarlos y que sean reprimidos por la policía nacional guatemalteca, tal y como ocurrió en enero del año pasado, cuando cerca de mil hondureños intentaron cruzar la frontera con México en medio de la represión de Guardia Nacional mexicana y de la policía de Guatemala.
“Los engañaron al subirlos en buses, pero era para deportarlos porque la gente no sabe que son engañados y que los van a reprimir, y sus posibilidades de cruzar la frontera son mínimas”, explicó Fuentes.
Migración y COVID
Este tipo de caravanas vive de los apoyos que les brindan las personas de las comunidades y pueblos por donde pasan, y al caminar por zonas despobladas los apoyos serán mínimos, por lo que el periodista consideró que se trata de artimañas del gobierno de su país, “y la idea es destruir la caravana y puede haber represión en su contra en Guatemala”, explicó.
Las caravanas se forman en la terminal de buses de San Pedro, y este jueves se lanzó otra convocatoria para la nueva caravana para reunirse a las 15:00 horas, y como la de la noche del miércoles, no se avisó a los medios de comunicación, ni se organizó mejor porque seguirá la misma peligrosa ruta a través de la selva y las montañas.
“Esta otra caravana también va hacia el fracaso porque no se sabe si saldrá de día o por la noche, y la organizan particulares, pero es evidente que hay gente del gobierno infiltrada, y que organismos defensores de los derechos humanos de los migrantes, no los dejan apoyar”, explicó el periodista.
Estas caravanas se organizan justo a un año de la última caravana que fue reprimida en la frontera con México en enero del 2020, la que fue marcada severamente por el COVID.
Los que logran cruzar como indocumentados y son detenidos, son deportados a su país, y de acuerdo al periodista, todos los días llega un avión con deportados, y del aeropuerto los dejan libres para que regresen a sus comunidades, aunque no sabe si estarán o no infectados por el mortal virus, tal y como ocurrió el año pasado
En el 2020 los deportados fueron concentraron en enormes bodegas aledañas al aeropuerto de San Pedro Sula, a lado de cientos de africanos, muchos de ellos fueron infectados del COVID en los centros de detención migratoria de Estados Unidos, que ese año convirtió a Honduras en uno de los paises con más cantidad de infectados en Centroamérica, con un estimado de 121 mil 827 casos y tres mil 130 fallecidos.
