El “día más triste del año”, también denominado blue monday, no existe; es en realidad un hecho pseudocientífico o, en todo caso, un concepto mercadotécnico. Las condiciones para que alguien esté triste o alegre dependen de los eventos que ocurren a su alrededor, aseguran expertos de la UNAM.

Señalado como el tercer lunes de enero, el blue monday se asocia al contexto propio de esta temporada: el término de las fiestas decembrinas, la cuesta de enero y, en esta ocasión, pandemia.

Todo el tiempo experimentamos tristeza y ansiedad, sin devenir en enfermedad, y como seres sociales no debemos esperar que haya un día específico para deprimirnos. Las condiciones en las que sentimos alegría, desconsuelo o cualquier otra emoción, dependen de variables ambientales que cambian de acuerdo con las circunstancias, la edad y el género, entre otros factores.

BLUE MONDAY, ESTRATEGIA DE VENTAS

El blue monday se originó como base de una campaña para aumentar las ventas de viajes. En 2005, la empresa Sky Travel intentó buscar una forma de incrementar sus puntos de venta utilizando una ecuación desarrollada por el investigador inglés Cliff Arnall, que considera parámetros como el clima (frío) y las deudas originadas por las fiestas de fin de año, para obtener el “día más triste del año”.

Esto no se puede generalizar, pues las circunstancias son diferentes para cada población: para los ingleses, los mexicanos, los estadounidenses o los guatemaltecos.

Sería imposible generar una ecuación válida para todo el mundo; por eso, en términos reales el blue monday no es un hecho científico”.

Algunos sectores de la población pueden ser susceptibles a sugestionarse como en Japón, en donde se ha incrementado el número de suicidios en ese día en particular entre la población joven, que usa las redes sociales incluso más que en México.

En México no hay cifras sobre cuántas personas acuden a terapia psicológica en relación con el “día más triste del año”, o si hay uno en el que se registren más suicidios, pero lo recomendable es verificar la información que se recibe, porque no toda es cierta.

Si alguien está deprimido, experimenta sensaciones de soledad, desesperación o tristeza, no debe guiarse por las publicaciones de las redes sociales, ni esperar el tercer lunes de enero para quitarse la vida. Si se tienen esos pensamientos, es necesario buscar información, preguntar a los profesores o a un experto, acudir a grupos de terapia o a instituciones como el Instituto Nacional de Psiquiatría o la Facultad de Psicología”.

 

REALIDAD ECONÓMICA

Este mes, lo que sí es real es la “cuesta de enero” que afecta al 70 por ciento de los mexicanos e implica reducciones importantes de consumo.

Violeta Rodríguez del Villar expuso que en esta temporada se presenta un fenómeno mundial que tiene que ver con la euforia de consumo ocurrida a finales de año: “las personas gastaron de más y ahora tienen dificultades para enfrentar sus gastos normales”.

Durante enero se realizan más transacciones por empeño, una de las maneras de resolver el desgaste económico, y para enfrentar el aumento de precios.

Las empresas registran una reducción en sus ventas y normalmente incrementan sus precios, lo que les permite compensar sus ingresos, pero con ello se profundiza el impacto de la cuesta”.

Para lograr escalar la cuesta de enero, Rodríguez del Villar recomendó restringirse a adquirir bienes y servicios indispensables, reacomodar los esquemas de gasto, comprar de manera consciente y comparar precios y calidades, además de evitar el endeudamiento.

Fuente: excelsior.com.mx

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