Un estudio realizado por especialistas egipcios reveló nuevos detalles sobre la muerte del faraón Seqenenre Taa II, apodado el Valiente, quien gobernó el antiguo Egipto a mediados del siglo XVI a. C. La investigación confirmó que fue asesinado durante una batalla contra los hiksos, una dinastía extranjera que ocupó la región del norte del país entre 1650 y 1550 a. C.

La tomografía computada (TC) de rayos X a la que fue sometida la momia sirvió para ratificar estudios anteriores que señalaban que el faraón había sido capturado, a la vez que brindó más precisiones sobre los acontecimientos posteriores. Según se indicó, al momento de su muerte tenía las manos atadas en la espalda, lo que le impidió cualquier intento de defensa.

En cuanto a la ejecución, el estudio publicado en Frontiers in Medicine detalla que fue realizada por varias personas, lo que fue confirmado tras identificar cinco armas de hiksos que coinciden con las heridas que el faraón tenía en la cabeza, cuya muerte ocurrió cuando tenía aproximadamente 40 años.

“Esto sugiere que Seqenenre realmente estaba en la primera línea con sus soldados arriesgando su vida para liberar Egipto”, expresó Sahar Saleem, del Departamento de Radiología de la Universidad de El Cairo, que lideró el estudio junto con Zahi Hawass, arqueólogo y ex ministro de Antigüedades de Egipto.

Además, comentó: “En una ejecución normal de un prisionero atado se supone que solamente un agresor golpea, posiblemente desde diferentes ángulos, pero no con diferentes armas. La muerte de Seqenenre fue más bien una ejecución ceremonial”.

El proceso de momificación

A través de la TC también se pudo establecer cómo fue la momificación del faraón asesinado. Los embalsamadores utilizaron un sofisticado método para esconder las heridas de la cabeza bajo una capa del material usado para embalsamar, que fue usada como los rellenos que se aplican en las cirugías plásticas actuales. Esto echa por tierra la hipótesis previa de que el proceso se había realizado lejos de un taller de momificación.

“La muerte de Seqenenre motivó a sus sucesores a continuar la batalla para unificar Egipto e iniciar el Nuevo Imperio”, concluyó Saleem.

La hostilidad entre Seqenenre, que gobernaba Tebas, y el rey Apofis de los hiksos quedó documentada en un papiro. En él, Apofis decía que los ruidosos hipopótamos de una pileta de Tebas perturbaban su sueño en Avaris, a 644 kilómetros de distancia, por lo que la piscina debía ser destruida. Aunque el final del mensaje se perdió, el texto conservado detalla que Seqenenre reunió a sus consejeros, lo que sería un indicio de una introducción a la batalla.

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