No a los guetos sanitarios

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El próximo 11 de marzo se cumplirá un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el SARS-CoV-2 había pasado de ser una epidemia, para catalogarse como pandemia con todas sus letras, con un grado de alcance inicial extendido a más de cuarenta países con miles de infectados y una transmisión que, primeramente, se dijo estaba en las gotículas que caían en las superficies; más adelante, fue reconocida que su principal forma de transmisión acontece por la vía aérea.

Varios meses después de la tragedia sanitaria global, la situación de la producción y el reparto de vacunas nuevamente pone en el centro de la diana la misma insolidaridad y el egoísmo que han estado presentes a lo largo de esta intensa guerra biológica que ya se ha cobrado la vida de dos millones y medio de personas en números preliminares.

El escenario de las inmunizaciones anticovid tampoco está siendo nada diferente, con Israel y Reino Unido, preparándose para convertirse en los dos primeros países del orbe en vacunar a más del 70% de su población antes del próximo verano.

Mientras serán los primeros, al cierre de febrero más de la mitad de los países del mundo no han inyectado ni un solo suero de los ya aprobados como son: los de Pfizer y BioNTech, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johsnon, SinoVac, CanSino Biologics y Sputnik V.

Con las dosis cayendo a cuentagotas, bajo la hipérbole de la demografía y el ritmo de producción de las farmacéuticas, salvar la bolsa y la vida al mismo tiempo dependerá de una serie de factores y de cómo será gestionada la salida de la pandemia.

Lo inadmisible, en este proceso, es que solo las vacunas lleguen a un puñado de países y el resto se queden esperando, puntualizó Carissa Etienne, directora general de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su tradicional rueda de prensa ante los medios de comunicación internacionales.

“Tampoco la vacuna por sí misma terminará con todo el problema habrá que seguir haciendo pruebas de detección, de antígenos y seguir con ciertos controles no se trata de relajarlo todo inmediatamente porque siguen habiendo interrogantes acerca del comportamiento del propio virus”, abundó.

Los primeros países que van teniendo la vacuna comienzan a perfilar una serie de medidas, tanto internas como externas en el renglón del turismo internacional, y que pasan por instrumentar una especie de pasaporte sanitario, cartilla verde, cartilla de salud digital o certificado de salud o de vacunación.

¿Para qué servirá dicho salvoconducto? La intención fundamental es permitir una vuelta a la normalidad -dentro de la “anormalidad”- a aquellas personas que ya recibieron la vacuna anticovid (sea en formato de una sola dosis o bien los dos viales necesarios) o que han pasado el contagio.

A COLACIÓN

Israel presentó la semana pasada una tarjeta verde digital que podrá ser descargada mediante una aplicación y a la que tendrán acceso aquellas personas inmunizadas totalmente.

El gobierno del premier Benjamín Netanyahu considera que así se facilitará el desconfinamiento de los vacunados porque podrán identificarse para acceder a gimnasios, centros de ocio, culturales, volver a espectáculos, a salas de cine y a otras actividades masivas; inclusive, hospedarse en hoteles dentro de otra región al interior del país, hasta ahora vedados por el contagio del coronavirus.

Para el ministro de Sanidad israelí, no se le “obligará a nadie” a vacunarse porque la gente está en su derecho de no hacerlo, tampoco habrá sanciones; sin embargo, sin la vacuna se ve difícil el acceso a ciertos espacios públicos.

De hecho, Yuli Edelstein, vaticinó que los empresarios querrán entornos laborales seguros con sus empleados todos vacunados y para quién no lo esté podría exigírsele una PCR negativa cada 48 horas.

En Reino Unido, Boris Johnson, lleva días lanzando las campanas al vuelo aventurando una vuelta a la normalidad que permitirá “tener un verano sin restricciones” sobre todo para la gente inmunizada; también allí se prepara un pasaporte sanitario que los empresarios podrán demandar para sus empleados como una condición para conservar su empleo… ojalá que solo lo dejen en el renglón del turismo y no lo trasladen al ámbito de lo laboral porque será muy perjudicial.

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