Será un 10 de mayo diferente en el panteón municipal, que luce solo y en abandono

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-El trabajo escasea en este siniestro lugar.
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NuevoLaredo, Tamaulipas.- A solo cinco días de celebrarse el Día de las Madres, uno de los lugares más icónicos en esta ciudad para festejar a las madres, es el panteón municipal antiguo; un lugar lleno de historias y tradiciones en donde yacen los cuerpos inertes de muchas madres que fueron festejadas en vida, y que ahora sus frías tumbas esperan ser visitadas aunque sea por única vez este año.

Con 140 años de existencia, este panteón es considerado uno de los más antiguos de la región norteña de Tamaulipas, y el más visitado de Nuevo Laredo, pero de sus 11 mil 700 tumbas, poco más de tres mil se encuentran en mal estado, ya sea por descuido o abandono, aunque entre ellas hay más de mil que están completamente abandonadas, lo que da a este lugar un aspecto siniestro y casi mágico, sobre todo cuando se camina por la zona más antigua, donde hay lápidas que testimonian centenarios sepulcros.

Pero la pandemia, la crisis económica y el cierre de los puentes internacionales ahuyentaron a muchos de los visitantes que acostumbran acudir en estas fechas, y que por alguna razón viven en algunas ciudades de Texas, y que visitan las tumbas de quienes en vida fueron sus madres.

Un recorrido por este lugar al filo del mediodía constató el abandono en el que se encuentra, y la soledad sumada al sonido del viento acentúan lo tétrico de algunas tumbas ya rotas por el paso del tiempo o de algún imprudente que las pisó con descuido.

Una de las empleadas administrativas de este lugar dice que la pandemia ahuyentó incluso los entierros, y refiere que desde febrero a la fecha, solo se registra uno por día, cantidad similar en abril del año pasado, cuando los contagios estaban en su nivel más alto.

“En los meses fuertes del COVID, el año pasado registramos 40 entierros en un mes, durante junio, julio y agosto; la mayoría fueron por COVID, y aunque en el certificado dijera en algunos casos que fue por motivos respiratorios, ya sabemos que fue por COVID”, explica la empleada.

En este panteón no hay fosa común, lugar a donde van a dar los cuerpos de los desconocidos, los migrantes y algunos muertos por COVID que el año pasado fallecieron en un hospital o en sus hogares, y sepultaron para evitar más contagios.

Aunque ya no hay lugar para más entierros, solo se autoriza a los familiares que cuentan con un ‘terreno’ a perpetuidad, porque el espacio se terminó hace varios años, y los trámites para un funeral se tienen que hacer en el panteón municipal nuevo, o en los privados.

Y mientras adentro del panteón la soledad es manifiesta por el evidente abandono en que se encuentran decenas de tumbas, la incertidumbre reina entre los vendedores de flores, los ‘muerteros’, los aguadores, los pintores, los albañiles e incluso los músicos, quienes añoran los tiempos ya idos, cuando en este panteón en vez de tristeza afloraba la alegría, el vino y la comida que acompañaban los vivos al lado de sus muertos. Hoy ya todo es diferente, dice la empleada municipal.

 

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