La pandemia por la COVID-19, vino a transformarlo todo, y prácticamente la casa se convirtió en un pequeño mundo, del que no es necesario salir, ya que desde ahí se cuenta con un espacio para trabajar, estudiar, recrearse, socializar, comprar y comer.

La inmediatez de las cosas, prácticamente obligó al sedentarismo a una enorme mayoría de personas de manera casi inevitable, debido a que no había necesidad de moverse o esforzarse, pues todo está a un “click” de distancia.

La implementación de nuevas prácticas del quehacer cotidiano –sobre todo la interacción virtual– ha envuelto a las personas en un “egoísmo digital”, que, sin darse cuenta, va dando forma a la construcción de una sociedad distinta, señaló Miguel Ángel Gallegos Cárdenas, egresado del Doctorado en Ciencias Sociales, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco.

Refirió por ejemplo, que la alimentación también se ha modificado, por las compañías que ofrecen servicio a domicilio son cada día más demandadas, “resultando grandes cantidades de basura todos los días y los cuerpos de hombres y mujeres resienten la acumulación de calorías y la falta de actividad física”, y de manera involuntaria comienza a imperar

“No hay para qué moverse o esforzarse; todo está a un simple click. Ahora son preocupantes los modos de vida que poco a poco se están volviendo cotidianos” en buena parte de la sociedad y dado pie a que ciertos movimientos hayan comenzado a surgir con más fuerza para plantear opciones a la especie humana.

Precisó que la mayoría de las personas que se han mantenido en encierro se encuentra bajo presión laboral por el llamado “home office”, ya sea en armonía o en conflicto, dependiendo de cuántos integrantes ocupen una misma vivienda, pero todos conectados a sus pantallas desde un teléfono inteligente, una tableta, una laptop o una computadora de escritorio.

En este sentido, sostuvo que la inmediatez de las cosas y el sedentarismo de los últimos dos años están configurando una sociedad habituada a una cierta pasividad, porque, reiteró, todo se tiene desde la casa: trabajo, recreación virtual, socialización, educación, comunicación, compras e incluso la comida rápida.

Ante este panorama, dijo, se advierte que con la implementación de prácticas distintas en su hacer cotidiano, la población está en dirección de un rumbo incierto, “al que sólo queda esperar o construir”.

Refirió que en la actualidad resulta “común observar escenas de sujetos siempre texteando o viendo contenidos en sus pantallas, aun cuando pongan en riesgo su vida o la de otros: un cierto egoísmo digital está envolviéndolos”.

Ante esta perspectiva, abundó, la realidad cotidiana rodeados de tecnologías no es todo, ya que “se puede experimentar de maneras diferentes que tienen que ver con lo espacial, lo temporal e incluso con los contenidos e interacciones digitales, de ahí la relevancia del tipo de consumo en internet”.

Fuente: cronica.com.mx

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