Derechos humanos y paz

            Todos los días se violan los derechos humanos de cientos de personas en diversas partes del mundo, la ONU reconoce el enorme déficit que subyace al respecto y que empeora en regímenes totalitarios y, primordialmente, en situaciones de conflictos bélicos.

            La ONU ha encontrado más de mil cadáveres en Bucha. El foco de atención puesto en la invasión rusa a Ucrania sigue sumando días y camina rápidamente a los tres meses, ya son más de 40 los países que han solicitado al fiscal de la Corte Penal Internacional una investigación por crímenes de guerra y de lesa humanidad contra el dictador ruso, Vladimir Putin y las tropas rusas.

            Matilda Bogner, encargada de la Misión de Vigilancia de los Derechos Humanos de la ONU en Ucrania, dijo al respecto que llevan documentando violaciones contra los derechos humanos de los ucranios a partir del mismo día de la invasión el pasado 24 de febrero.

La funcionaria de Naciones Unidas recordó que hace unos días, ella en compañía de otros supervisores, visitaron 14 ciudades en las regiones de Kiev y Chernihiv que estuvieron ocupadas por las Fuerzas Armadas rusas hasta finales de marzo. Ella pudo ver en persona la destrucción provocada por las tropas rusas, por los misiles y por todas las atrocidades cometidas contra civiles inocentes.

La crueldad va quedando al descubierto en la medida que los soldados ucranios van recuperando territorios y los rusos van dejando el asedio de otras ciudades del centro, norte y oeste para concentrarse en dominar la región sur y este de Ucrania rica en minerales, con relevantes oleoductos, centrales nucleares y la  trascendental salida al Azov y al Mar Negro. A todas luces es una invasión con motivaciones económicas y estratégicas.

            Antes de la invasión, ni la UE ni la OTAN, tenían algún tipo de intención de aceptar a Ucrania en sus filas; ni países como Suiza, Suecia ni Finlandia de romper su tradicional neutralidad. Eso lo ha cambiado la tropelía rusa.

            La UE analiza la adhesión in extremis de Ucrania en el club europeo y Finlandia ha solicitado la inclusión “más rápida posible” a las filas de la Alianza Atlántica. La frontera de Finlandia con Rusia tiene una longitud de 1 mil 340 kilómetros.

            Hay un temor anidado entre la ciudadanía europea porque el conflicto bélico en el traspatio termine metiendo a  la OTAN en una nueva gran conflagración a escala con Rusia. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha dicho abiertamente que si Putin le toca un pelo a Finlandia o a Suecia, entonces Reino Unido entrará a defenderlos militarmente mientras Moscú advierte que el ingreso de Finlandia traerá consecuencias militares mientras los corifeos de Putin hablan del arsenal nuclear. Esta semana, Suecia solicitará también su adhesión a la Alianza Trasatlántica.

            Bajo este escenario, la guerra en Ucrania permanece enrocada. La ONU comparte información de forma oficial: 7 mil 061 bajas civiles hasta el 9 de mayo aunque la propia Misión reconoce que las cifras reales pueden ser tres veces más elevadas.

            A dicha fecha, el gobierno de Kiev asevera que  26 mil 650 solados rusos han caído en combate y  un importante arsenal ruso ha sido destruido: un total de  199 aviones, 161 helicópteros, 398 drones,  1 mil 195 tanques, 2 mil 873 fragatas, 534 sistemas de artillería y 87 sistemas antiaéreos; así como 191 carros de combate; 76 tanques de combustible, 13 barcos militares, 2 mil 019 vehículos, 41 equipos especiales y 4 sistemas móviles.

            El mayor drama, puntualiza Bogner, es que cada muerte de un civil es una tragedia: “Dependiendo de las circunstancias, la muerte de un solo civil o de alguien fuera de combate puede constituir un crimen de guerra, ya que son personas protegidas por el derecho internacional humanitario. Tales asesinatos también pueden violar el derecho a la vida en virtud del derecho internacional de los derechos humanos”.

A COLACIÓN

Nos urge que se hable de paz y no de armas.  Hace unos días, en Málaga realicé algunas preguntas a Nikhil Seth, secretario general adjunto de la ONU,  ante la preocupación persistente en torno  a una guerra que cada día se enreda más.

            Naciones Unidas  ha tenido un papel bastante cuestionable en esta  invasión irascible en la que  ningún mecanismo, ni tratado, ni ley, ni siquiera una cascada de durísimas sanciones contra Rusia  han logrado ablandar las pretensiones del Kremlin.

            De acuerdo con lo que me dijo Seth, las Naciones Unidas y el secretario general están muy interesados, con un enorme compromiso,  en buscar cómo detener estos terribles “eventos” que están pasando en Ucrania y desde luego lograr para ello, un alto al fuego y la reanudación de negociaciones. “El alto al fuego es importante por razones humanitarias, en esto se está trabajando, estamos muy comprometidos. Todos queremos que este evento concluya pronto”.

¿Podemos tener algo de esperanza de que el futuro de este conflicto pasará por una solución en una mesa redonda? En la opinión de Seth,  puede haber frustración y desilusión de que no pueda alcanzarse una negociación y se cae en una sensación de un pozo sin solución. Él me reiteró que  Naciones Unidas están trabajando por la paz y que debemos  ser optimistas porque vendrán mejores tiempos. La pregunta sin respuesta que todos tenemos en la punta de la lengua es, ¿cuándo? Urge un gran diálogo por la pacificación de Ucrania.

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