La red de Elon Musk

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Ninguno de los actuales usuarios de Twitter sabemos bien a bien qué terminará pasando en el futuro con dicha red social, si como señala su nuevo dueño, Elon Musk, habrá que pagar por  tener una cuenta verificada. Hay inquietud en torno a si habrá un abono mensual y de qué cantidad será.

            Hace apenas unos días, a finales de octubre, Musk compró Twitter es más desde abril pasado venía encima de adquirir la red social; de hecho, ofreció de golpe 44 mil millones de dólares  y cuando se echó para atrás, provocó cierta ola de especulación en torno a la compañía  que terminó adquiriendo por dicha cantidad.

            Que el hombre más rico del mundo meta la mano en esta famosa red social siembra dudas de su verdadera intención, quizá pretenda convertirse en censor o en regulador del contenido de la red. Quizá pretenda influir en las elecciones o en el destino político de su país.

            Por lo pronto ha readmitido al expresidente, Donald Trump, con su cuenta suspendida desde el 8 de enero de 2021 tras incitar a la rebelión que asaltó al Capitolio y cuestionar el resultado electoral. Sin embargo, el magnate  no ha vuelto a utilizar su cuenta, ni ha tuiteado nada por el momento.

            Trump tiene ya su propia red social se llama Truth Social que utiliza desde febrero  y que como dueño de ella tiene prácticamente a su arbitrio, la tiene como canal de sus ideas y va sumando usuarios y adeptos.

            Con Twitter, bajo el poder de Musk, va camino de convertirse en exactamente lo mismo porque el multimillonario dueño de Tesla tiene una personalidad  controladora y prepotente así es que no creo en eso del “pájaro es libre”.  Tenemos a otro Trump pero casi tres décadas más joven.

            Hay una película de la década de 1980 titulada Wall Street cuyo personaje central Gordon Gekko me recuerda a la figura de Musk un empresario que se ha enriquecido también en parte gracias a la especulación. Con Twitter intentó  devaluar el valor de la compañía.

            Y ahora, despide a los empleados y otros le renuncian, se habla de condiciones que empeorarán los salarios  de la nueva plantilla laboral mientras el empresario sudafricano, con nacionalidad estadounidense, pretende modernizar el canal.

            Primero, debe asegurarse cuántas cuentas son bots y cuántas son fidedignas. Una tarea ingente considerando que hay millones de usuarios, los antiguos dueños de Twitter estimaban que el 5% de las cuenta eran bots, sin embargo, el porcentaje podría ser muy superior.

A COLACIÓN

            Y además es que hay muchos disconformes con las maniobras de Musk despidiendo gente y amagando con cobrar por el servicio de verificación; hay gente indignada porque de los 7 mil empleados ha despedido al 70% de la plantilla.

            Si en la década de 1980 no imperaba la ética empresarial, en 2022 si lo hace de una forma más acuciosa, sobre todo  porque hay un nuevo consumidor que presiona con el poder de su bolsillo y castiga a las empresas que tienen actuaciones poco éticas e incluso irresponsables con el medio ambiente.

            Musk podría llevarse un chasco enorme con lo que ha comprado. Acostumbrado a perder dinero, cantidades importantes, por sus ocurrencias en sus otras empresas quizá no le importe divertirse un poco con su juguete nuevo.

            Lo que sí podemos aventurar es que a Twitter le saldrán nuevas competencias porque en cuanto implementen un servicio de pago mensual para cuentas verificadas habrá miles de usuarios que optarán por cerrar su cuenta y migrar hacia otros canales.

            Ya lo veremos en 2023. Parecería que no todo lo que brilla es oro en las redes sociales tampoco Meta de Mark Zuckerberg termina por despegar y al hitazo inicial de Facebook, cada vez  tiene mayor competencia,  hay gente harta del acoso de la publicidad.

            Más pronto que tarde las redes sociales experimentarán una enorme pulverización de canales en los que surgirán verdaderos microcosmos de intereses comunes: libres de publicidad,  de mensajes de odio, de la hipersexualización y de hasta esos videos lamentables de suicidios, asesinatos y los mensajes a favor del terrorismo.

            En las redes sociales pulula la desinformación precisamente la gran batalla de los días actuales. A Trump, su cuenta de Twitter le sirvió para marcar la agenda nacional y mundial, cuando ocupó la Casa Blanca; la llenó de su tradicional discurso de odio y de polarización. No sabemos qué hará Musk con su Twitter ya veremos qué papel juega en las próxima elecciones de Estados Unidos entonces tendremos la respuesta.

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