El 26 de abril se cumplieron 37 años de la tragedia y el desastre de Chernóbil, planta nuclear que hoy en día se encuentra desconectada y no genera electricidad.

El accidente de Chernóbil dejó una gran cicatriz en el todo el mundo. La fuga de radiactividad transformó una zona bonita y desarrollada en otra de exclusión, con alta concentración de radiación”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

La tragedia de Chernóbil 

El 26 de abril de 1986 una explosión destruyó el cuarto reactor de la planta y liberó grandes cantidades de material radioactivo a la atmósfera. Fue transportado por el viento a zonas de Ucrania, Bielorrusia, Rusia y también a Escandinavia y otras partes de Europa.

Unas treinta personas murieron en la explosión por el impacto radiactivo. Las autoridades soviéticas ocultaron inicialmente la escala del desastre al público mientras se hacía un inmenso esfuerzo en limitar los daños.

Se desalojó a 350 mil residentes de ciudades y pueblos en la Zona de Exclusión alrededor de la central, que permanece en su mayor parte deshabitada y bajo estricto control aún hoy.

El reactor destruido fue cubierto por un “sarcófago” construido a prisa en 1986 que posteriormente fue a su vez cubierto por una nueva estructura en 2016 para prevenir nuevas fugas.

La catástrofe tuvo un gran impacto político y cultural y algunos historiadores ucranianos consideran que contribuyó a la desintegración de la Unión Soviética, al mellar la reputación de las autoridades de Moscú.

La ocupación y sus consecuencias 

La invasión rusa ha revivido los penosos recuerdos del accidente nuclear después de que tropas del ejército invasor, se hicieran con el control de la planta el 24 de febrero de 2022.

Durante la ocupación, que duró hasta el 31 de marzo, los rusos dañaron y vandalizaron equipos de medición, telecomunicaciones, y material informático y de oficina, declaró este martes Oleg Korikov, responsable de la agencia ucraniana de vigilancia de la seguridad nuclear.

Aunque no se informó de enfrentamientos las tropas rusas quedaron expuestas a un elevado impacto radiactivo tras cavar trincheras en la parte más contaminada de la Zona de Exclusión, la conocida como Selva Roja.

La mayor parte de las instalaciones de vigilancia han vuelto a estar operativas y una misión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) está desde enero en el lugar para aportar ayuda en relación con la seguridad nuclear.

Fuente: excelsior.com.mx

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