El periodismo en crisis

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  • El periodismo, una mercancía de poco valor
  • Mutilan al Viveros con fachada simplona
  • Fuera de Cuba el 4% de su población migrante

 

Hace unos días se dio la noticia nacional de que Televisa cerraba sus puertas en varias ciudades del país, y Tamaulipas no fue la excepción con el cierre de sus filiales en los municipios en donde operaba. Con esta difícil decisión de los propietarios de tan importante empresa, cientos de trabajadores se quedaron sin empleo, y sus familias en el desamparo.

Previamente la agencia de noticias del gobierno, Notimex, despareció con la liquidación de sus empleados, luego de una severa crisis sindical de casi dos años que terminó con un conflicto entre el gobierno federal y la ex directora de esta empresa, Sanjuana Martínez.

Meses ante el periódico El Universal canceló sus contratos a decenas de corresponsales en todo el país, a los que despidió sin ninguna concesión o gratificación económica de por medio, pese a que muchos laboraron para esta empresa durante años.

Existen argumentos de mucho peso que pudieron haber influido en estos casos, y se trata de la falta de recursos provenientes de la venta de publicidad y de los apoyos gubernamentales vía convenios o contratos, lo que obligó a los diarios más pequeños a reducir sus nóminas, y a otros a desaparecer.

Pero esta situación no es reciente; existen evidencias en esta ciudad de la desaparición de importantes medios de comunicación que tuvieron una gran influencia en sus épocas, tal vez por las razones descritas antes.

Diarios como El Sol, El Águila, Laredo Ahora y más recientemente El Diario y Líder, no pudieron con la modernidad ni con el avance de la tecnología en los medios de comunicación, y sucumbieron al no poderse adaptar a la revolución tecnológica y de la informática.

El avance de las redes sociales con su consecuente pobreza de contenido, la improvisación como reporteros de personas sin conocimiento pleno de lo que es el periodismo, la ausencia de buenas escuelas de periodismo y de mentores capacitados, la rápida saturación de la carrera de Ciencias de la Comunicación, así como la cerrazón de fuentes de información al trabajo de calle y el rápido avance de la tentación monetaria entre reporteros, se suman a la gran cantidad de motivos que mantienen al periodismo actual en una muy profunda crisis.

Y es que el periodismo actual, a diferencia del de antaño, se ha convertido en una mercancía, en un negocio que se sujeta como cualquier otra mercancía a las leyes del mercado, a las leyes de la oferta y la demanda, lo que es aprovechado por los factores reales de poder, ya sea institucionales o facticos, para controlar lo poco que queda del periodismo tradicional, y hacen que obedezca a sus intereses y publiquen lo que más les convenga a cambio de contratos, convenios o acuerdos comerciales y mercantiles para distorsionar la realidad y convertirla en algo utilitario y banal, en algo fácilmente corruptible.

Lo vemos todos los días. Información sin contenido, reporteros sin motivación, medios de comunicación sin rumbo y fuentes informativas cerradas al reportero de calle hacen que la labor del periodista caiga en la corrupción, en la mentira falaz, o en el ataque convenenciero, por la ausencia de una solidez profesional que le impulse a buscar la verdad por encima de la mentira y la información por encima de la calumnia.

En este contexto de crisis la sociedad juega un papel vital de juzgador, nos reclama, nos exige y nos pide que no claudiquemos, que sigamos adelante, y como antes lo hacíamos, que ejerzamos ese periodismo independiente, de investigación y crítico, para seguir siendo el soporte de la sociedad y sus mediadores ante el poder y la injusticia. ¿Podrá el periodismo salir de esta crisis y retomar el rumbo que ya perdió? ¡Eso dependerá de nosotros los periodistas!

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Toda ciudad, toda civilización y toda sociedad debe pasar en alguna etapa de su existencia por un proceso de cambio y modernización, es decir, por un proceso de evolución y de transformación obligada por las propias condiciones sociales, políticas y culturales que existan en su entorno.

Por esta razón todo cambio que ocurra en una sociedad no solo debe ser transformador sino también revolucionario para promover además de un cambio, una modificación de lo ya existente por algo diferente, innovador e incluyente, algo que sea mejor y de alto impacto social.

Pero no todo cambio es positivo ni el impacto social es el esperado, y esto ocurre con la polémica generada desde hace días por la fallida remodelación o transformación de la fachada del icónico Parque Viveros, en algo que quiso ser vanguardista y moderno, pero que terminó en algo simplón, sin estética y muy burdo a la primera vista.

Cierto es que la antigua fachada merecía una transformación, pero no un cambio tan radical que rompió no solo con parte de la historia reciente de la ciudad al modificar la memoria colectiva de los ciudadanos que han hecho de este lugar un sitio de tradicional esparcimiento.

Tal vez la fachada sea lo menos importante y el interior de este parque sea lo que más cuente, aunque la anterior estructura era como la portada de un libro: Sin necesidad de leer el contenido, con solo ver la portada, ésta trasladaba la imaginación de los niños a un mundo de diversión, una diversión truncada tal vez por el capricho de un aprendiz de diseñador, por un arquitecto al que le importó más su vanidad que conservar intacta esa parte de la historia moderna de la ciudad.

Se ve que esta malograda obra no es nada incluyente con la sociedad porque nunca hubo esa empatía que se requiere para que el impacto social sea positivo, y eso se ve reflejado en los cientos de comentarios que en redes sociales rechaza esa burda modificación de la fachada de un parque que si bien no es de diversiones, si lo era de ilusiones al momento de pasar por debajo de esa mágica estructura que simulaba el castillo de Disney.

¿Qué otra modificación estará planeando este arquitecto de cuarta? Porque de seguro ignora el verdadero sentido de lo que significa la voluntad del ´pueblo’, ese grupo de personas que constituyen esta comunidad de neolaredenses que comparten las misma visión de las cosas, y que antes de la destrucción de la facha del parque, compartían el mismo gusto de sentir esa emoción de pasar por debajo de un castillo de ilusiones.

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Voz migrante. El paquete legislativo presentado ante el Senado de Estados Unidos, y que fue apoyado por los republicanos, no solo fracasó en su intento por cerrar la frontera a la migración indocumentada, sino que además frenó un paquete financiero de 17 mil 600 millones de dólares para ayuda a Israel y Ucrania.

Con esto quedó claro que pese a las presiones en el Congreso de los republicanos, las medidas anti inmigrantes no serán aprobadas por la administración Biden , aunque las leyes seguirán siendo severas para los migrantes que intenten cruzar la frontera, pese a que los seguidores del inminente candidato republicano Donald Trump pretendan abrir juicio político al secretario de seguridad, Alejandro Mayorkas.

Por un tiempo los migrantes podrán respirar tranquilos al no pasar esa ley que pretendía cerrar la frontera.

En ese contexto el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador insistió al gobierno de Biden que suspenda las sanciones económicas a Cuba y a Venezuela, además de que apruebe un fondo de ayuda de 20 mil millones de dólares al año como apoyo para las naciones más pobres del continente, y con ello poner freno a las migraciones de esos países.

Y es que la migración de cubanos a Estados Unidos entre los años 2021 y 2023 fue de 454 mil 197, los que fueron detenidos luego de haber cruzado a ese país por México, mientras que en territorio mexicano las detenciones de cubanos fue de 72 mil 879 en esos años, lo que equivale al 4% del total de la población de la isla, de acuerdo a datos de la Oficina en Washington para América Latina  (WOLA), cantidad que supera a la del éxodo en la etapa de 1980 con los marielitas y de los Balseros de 1980, pero muchos de ellos al no poder cruzar la frontera o ser deportados, se quedan en México como una segunda opción, agravando el problema de gentrificación en algunas ciudades al contar con tarjetas de visitante por razones humanitarias, lo que les permite vivir en México sin problemas y obtener trabajo.

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