¿Retos o guerra sucia?

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Partidos deben respetar el Artículo 41 Constitucional

  • Señalamientos afectan la democracia
  • Guerra sucia son prácticas intimidatorias

 

 

A solo 20 días de terminar las campañas políticas en esta frontera, la fricción, la tensión, las ofensas, las calumnias, los retos, la confrontación y todos los calificativos que se aplican entre candidatos y candidatas previo a unas elecciones tan importantes como las del próximo dos de junio, no solo arrecian, sino que suben de tono, enrarecen el ambiente político electoral y ponen en riesgo la endeble democracia que sustenta unas elecciones como las que estamos viviendo en este país.

Dice un dicho que en la guerra y en el amor todo se vale, pero en una competencia política como la actual, todo se vale y todo se aguanta, aunque candidatos, partidos, militantes y simpatizantes tienen que apegarse a los principios que emanan de esos organismos autónomos llamados Instituto Nacional Electoral (INE) e Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) en el caso de estas elecciones locales, y que todos y todas deben respetar en el marco de la imparcialidad, el respeto, la legalidad y la objetividad.

Sin embargo, vemos que pese a que en materia electoral existen ciertos parámetros que se deben cumplir y respetar de acuerdo a como lo dicta el Artículo 41 constitucional, la competencia electoral se ha convertido en esta ciudad en una guerra sucia sin cuartel que ha invadido las calles y las redes sociales que son ya campo de batalla en donde la competencia deja su lugar a unas campañas de desprestigio y de señalamientos que no solo dañan la integridad y la moral de las candidatas, sino también los principios de equidad y de ética política.

En esta ciudad, desde que iniciaron las campañas el 15 de abril, la candidata Yhaleel Abdala, de la alianza PAN-PRI, inició una campaña de desprestigio contra su opositora Carmen Lilia al imputarle calificativos que van más allá de señalamientos electorales y rayan en la descalificación, los improperios y el daño moral.

Por su parte, Carmen Lilia acusa a la panista de ser la autora de una serie de actos que ponen en riesgo la tranquilidad electoral en esta ciudad. Y mientras la panista reta a la morenista de comprobar sus dichos, la alcaldesa con licencia convocó a una mega marcha por la paz y la  democracia la tarde del martes, en la que participaron miles de ciudadanos que le apoyaron y que le dieron certidumbre en esta lucha que algunos le llaman ya ‘Guerra Sucia’.

Pero la Guerra Sucia no es privativa de esta ciudad ni debe ser una novedad entre las candidatas aludidas. Ya ocurrió en campañas municipales y estatales anteriores, y ocurrió en el 2006 cuando Andrés Manuel López Obrador fue víctima de estas calumnias como candidato de la alianza PRD-PT y Convergencia, al haber sido señalado como un peligro para México; cierto o mentira las campañas de desprestigio funcionaron y no ganó las elecciones de ese año ni las del 2012.

La guerra sucia es el uso de estrategias, métodos, instrumentos y acciones intimidatorias que son utilizadas por candidatos y candidatas para el desprestigio de sus opositores, con la única finalidad de convencer al electorado de emitir el voto a su favor el día de las elecciones.

Aunque se trata de meros actos intimidatorios, inmorales y a veces ilegales, esta guerra de descalificaciones puede tener efectos secundarios a favor de quienes retan o provocan, y que se puede traducir en la no participación ciudadana el día de las elecciones, la anulación del voto por decepción, en voto de castigo y, lo más importante, en votos a favor de quien descalifica.

Como quiera que sea, este tipo de prácticas impopulares, absurdas e inmorales no aporta ningún beneficio a la práctica democrática de esta ciudad, y en cambio llena de incertidumbre a un electorado ávido de participar en un proceso político al que se le está negando participar, pese a ser el actor principal.

En ese contexto, los medios de comunicación deben jugar un papel en extremo importante, por ser los difusores del mensaje político de las candidatas, y en vez de difundir los errores y los defectos de las candidatas Yalheel y Carmen Lilia, deben dar a conocer sus planes de trabajo, sus programas de gobierno, sus retos y sus alcances.

Nada bueno aporta una guerra sucia como la que estamos viviendo en esta ciudad, y si bien se espera que en la recta final de las campañas arrecien y suban de tono mediante la confrontación, la difusión e invención de defectos y errores muchas veces inexistentes, esta guerra tiene como objetivo principal afectar la imagen y el trabajo de la candidata de la alianza Morena-Verde-PT, que según han dado a conocer algunas encuestadoras, lleva la delantera en las preferencias electorales, y en este caso es la candidata  Carmen Lilia Canturosas.

Viendo así las cosas, algo de lo más importante y que casi siempre pasamos por alto en tiempos electorales, es el uso adecuado de nuestro voto, es decir, tener la plena conciencia de la utilidad que nuestro voto deberá tener el día de las elecciones, y para ello, es responsabilidad de los institutos electorales y de los institutos políticos crear entre los ciudadanos la conciencia de que el voto no es solo acudir a las urnas, sino plasmar en esa boleta el deseo de tener un mejor país, una mejor ciudad  y un mejor futuro para nuestros hijos y descendientes con la elección de los mejores candidatos.

En pocas palabras, lo que necesitamos los ciudadanos, los mexicanos, los tamaulipecos y los neolaredenses, es la democratización del voto, es decir, la libertad de elegir a nuestros gobernantes mediante elecciones limpias y bien informadas. ¡Ese es el reto para los ciudadanos!

 

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