Simplemente: Beryl

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Pocos enterados que la lluvia de este lunes es una depresión tropical llamada “Chris”, así la bautizaron los especialistas del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, y se desarrolla en el Golfo de México. Este fenómeno natural ha provocado inundaciones y fuertes lluvias en el oriente del territorio azteca.
La Tormenta ‘Chris’ dejará de sentir sus efectos hasta el miércoles próximo, causando fuertes lluvias incluso, aguaceros torrenciales al menos durante tres días más. Sin embargo, se prevé que comience a debilitarse una vez que toque tierra.
Uno de los estragos es que las insistentes lluvias desde la noche del sábado han obligado a suspender el paso de carros alegóricos y el concierto de las fiestas del carnaval en Veracruz, por lo que la veracruzana Yuri, se quedará sin estrenar su muy lujoso carro alegórico que, por supuesto, incluía hasta sanitario, a la basura se fue una millonaria cantidad.
Volviendo a pisar la tierra, las autoridades en el pronóstico del tiempo han bautizado el siguiente huracán con el nombre de Beryl, que sin duda es un nombre de singular belleza natural, con matices de misterio que evoca imágenes de pureza y rareza. Beryl deriva del griego y se refiere a un grupo de minerales preciosos que incluyen la esmeralda y la aguamarina.
Quienes imponen los nombres a las tormentas y huracanes nombraron Beryl al huracán con categoría 4 que, hasta el reporte más reciente, se encuentra en el Mar Caribe y según el Centro Nacional de Huracanes de EU, hasta el momento no representa peligro para México y Estados Unidos.
“Los datos de un avión cazador de huracanes de la Reserva de la Fuerza Aérea de EU, indican que los vientos máximos sostenidos de Beryl aumentaron a 241 km/h’, por lo que alcanza la categoría 4 de huracán, localizado en las Antillas Menores con desplazamiento al oeste-noroeste, según el reporte de la mañana de este lunes.
La precisión de Beryl marca 2 mil 880 kms., al sureste de Cancún esperando llegue a Yucatán entre el jueves o viernes de esta semana, aunque el pronóstico es que baje a categoría 2, porque los reportes esperan que la intensidad de Beryl se reduzca a partir del martes 2 de julio.
Pese a las lluvias que se han visto en las dos semanas, debido al paso de “Alberto”, Beryl sería el segundo fenómeno hidrometeoro lógico de este 2024, lo que hace suponer que este año sea una temporada más activa de lo normal en el Océano Atlántico y una temporada normal en el Pacífico según, funcionarios mexicanos en la reunión nacional de Protección Civil de mayo pasado.
Dicen los que presumen de saber que, en el Océano Atlántico se pronostican de 20 a 23 sistemas hídricos, de los cuales de 11 o 12 serían tormentas tropicales, de cinco a seis huracanes categoría 1 o 2 y de cuatro a cinco huracanes categoría 3, 4 y 5. Además, se prevé que este 2024 sea más cálido que 2023.
Sin duda para la gran mayoría de los mexicanos la lluvia de esta temporada nos beneficia porque bien administrada podría redituar en satisfactores humanos de la población y los hombres y mujeres del campo, verían los frutos de sus cosechas.
Lo pésimo. Los focos rojos serían para los funcionarios, como ya se ve en la prensa nacional, pues la cantidad de agua que ha caído en forma de lluvia torrencial deja al descubierto la pésima calidad del pavimento con el que han cubierto los baches, pues el exceso de agua ha terminado por volverlos a destapar y en breve el agujero pequeño será mediano y más tarde en grande para terminar en socavones.
Los trabajadores llegaran más tarde a sus trabajos por el exceso de agua inundando las calles o los drenajes colapsándose con aguas negras brotando como fuentes de alta contaminación social, principalmente contra la comunidad infantil.
Las carreteras principales, si antes pensaba uno en recorrerlas solamente por los rumores insistentes de retenes de malhechores; se sumaron ahora los bloqueos agropecuarios, exigiendo mayores garantías para sus productos, o el pago de deudas o facturas pendientes.
Por si fuera poco, esta vez se sumarán las carreteras cerradas por los deslaves, derrumbes o los cierres de estas vialidades por alta peligrosidad. El caso es que las lluvias algunos las ven con buenos ojos, otros más pesimistas no creen que las autoridades sean capaces de tener un ápice de voluntad para una mejor administración de esta húmeda bendición.

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