Muchos estadounidenses y mexicanos, como que no dimos importancia ese 23 de julio pasado, cuando el candidato presidencial de Gringolandia, Donald Trump, soltó de su muy amplia boca que en México está petrificado ante los cárteles de droga y que “…en dos minutos podrían quitar a un Presidente.”
Se interpretó era una bravuconada del neoyorkino.
La sorpresa es que la tarde del 25 del mismo mes, apenas a 48 horas de la ‘hablada’ de Donald Trump, el Departamento de Justicia de vecino país, anunció que Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Joaquín Guzmán López, dos pilares del Cártel de Sinaloa, habían quedado en poder del gobierno estadounidense, al ser detenidos en el aeropuerto de Santa Teresa, en Texas.
Escribe el periodista Héctor Mauleón en El Universal Online, “…luego de una catarata de rumores, supuestas filtraciones, hipótesis de traición y toda clase de versiones contradictorias, el abogado del Chapito Guzmán López y su familia, el Lic. José Luis González, reveló ayer que el cofundador del Cártel de Sinaloa, así como el propio hijo de El Chapo, se entregaron de manera voluntaria luego de negociar a lo largo de cuatro años con autoridades estadounidenses.”
El periodista de El Universal afirma que apenas a 48 horas de expresada la advertencia de Trump, los hechos sucedidos en el aeropuerto de Santa Teresa, podrían tomar sentido, pues escribe: “Hace 4 años se establecieron pláticas que culminaron con la entrega de Joaquín ‘El Güero’ Guzmán López e Ismael ‘El Mayo’ Zambada García”, reveló el abogado González en entrevista con la periodista Azucena Uresti.
Afirma el abogado del Chapito, según Mauleón, “Claro que hubo negociación”, dijo, y subrayó que los narcotraficantes sinaloenses se habían entregado “sin presiones de alguna autoridad mexicana o americana…”
Lo más relevante para algunos analistas, no es exactamente importante que sucedió y cómo fue la detención o del porqué la ignorancia de las autoridades mexicanassobre los hechos de lo sucedido. Sino ¿qué es lo que sigue?
Hay hechos que Estados Unidos sigue haciendo en solitario sin considerar a ningún mexicano, ni por lo menos al Ejecutivo Federal, como en el 2019 cuando Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública durante el gobierno del presidente Felipe Calderón y titular de la Agencia Federal de Investigación con Vicente Fox, fue detenido y México no sabía nada, aunque capitalizó para sí la publicidad del hecho.
Otra sorpresa fue en septiembre de 2020, cuando el exsecretario de la Defensa Nacionalen el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, el General Salvador Cienfuegos, fue aprehendido por la DEA en el aeropuerto de Los Ángeles, en una operación que se realizó totalmente a espaldas del gobierno mexicano.El general había sido investigado por cargos que los gringos consideraban‘muy serios’, como ofrecer protección a organizaciones criminales “extremadamente violentas”, refiriéndose al Cártel de Sinaloa, entre otros.
En respuesta, el gobierno de México,amenazócon la expulsión de agentes de la DEA y las presiones llevaron a los vecinos para que finalmente liberaran al general Cienfuegos un mes después, pese a las protestas de la DEA y funcionarios de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento del Estado.
Estados Unidos no pasó por alto la operación electoral que el Cártel de Sinaloa hizo en 2021 para garantizar el triunfo del partido presidencial(Morena) en el Pacífico mexicano, con la idea de intervenir abierta y descaradamente en la elección. Este fue otro errorcometido por El Mayo y Los Chapitos, porque el gobierno gringo, según las fuentes consultadas, fue más evidente en la magnitud del problema que debía enfrentar.
Este 2024, EU demostraba la existencia de una investigación de dos años, según la cual el Cártel de Sinaloa había aportado millones de dólares a la campaña del tabasqueño Manuel López en 2006 y, aunque los trabajos se suspendieron por razones políticas y diplomáticas, quedaron archivos en agencias estadounidenses, que tal vez salgan a la luz policial y pública.
El Chapo y El Mayo sin duda son ahora testigos clave en el futuro de muchos políticos mexicanos y pareciera que la sentencia del candidato presidencial a EU, escribe Héctor Mauleón, “…podría tomar mayor credibilidad, porque los vínculos del Cártel de Sinaloa son tan poderosos, que no solo pondrían en aprietos a más de un gobernador: que podrían, como dijo Trump, tirar a un Presidente en dos minutos.”
¿Será cierto?