Mitomanía

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El título de hoy pertenece al campo de la Psicología, ciencia que estudia al ser humano para tratar de explicar su comportamiento en sociedad y, en su caso, encausarlo para su mejor convivencia.

La mitomanía, dicen los expertos, es un trastorno psicológico que tiene tendencia compulsiva y patológica de contar mentiras constantes e innecesarias, por lo que las personas que la padecen, tienden a crear historias ficticias o exageradas aparentemente sin motivo.

Algunos mitómanos mienten repetitivamente con la finalidad de buscar beneficios como la admiración o atención, además como forma de protección para no sentirse dañados por comentario ajenos sin medir las consecuencias.

Para el caso que nos ocupa, un buen número de mexicanos con diversas ocupaciones entre ellos periodistas, ha catalogado como mitómano al titular del Ejecutivo Federal en el sexenio que está por terminar, al grado que algunos analistas políticos como Don Ricardo Alemán, publica un listado de casi 200 mil mentiras presidenciales, que aclara, no son todas, son las más significativas, resaltando casi 300 en el sexto Informe Presidencial.

En ejercicio de sinceridad, Manuel López “…reconoció su mitomanía, entre risas, al responder en una de sus mañaneras que, en efecto, mintió al asegurar que el sistema de salud mexicano es mejor que el de Dinamarca.” Escribió el periodista de El Universal.

Debido al espacio periodístico solo transcribo una compilación de mentiras presidenciales de 2018 a 2024: El sistema de salud mexicano, mejor que Dinamarca; Respeto al Poder Judicial y a la Constitución -la ha violado por lo menos en 200 ocasiones-.

López mintió sobre la división de poderes; su prioridad serían los pobres; que acabaría con la pobreza extrema; su gobierno acabaría con el desempleo; prometió mejores empleos; su gobierno crecería entre 4 y 6 % del PIB; no habría inflación; la gasolina a 10 pesos por litro; bajaría el precio de la energía eléctrica.

Apunta el periodista Ricardo Alemán; el Diésel costaría más barato; acabaría la desigualdad; un México más seguro; acabarían las muertes violentas; acabarían las masacres; acabarían los feminicidios; acabaría asesinatos de periodistas; no habría desaparecidos.

Y Sigue: no perseguiría a defensores de DH; reduciría los crímenes comparado con los gobiernos de Calderón y Peña; acabar la impunidad de las bandas criminales; “abrazos, no balazos”ha sido igual a impunidad a los cárteles; vivimos un “narco-Estado”con un “narco-presidente”, varios “narco-gobernadores”, “narco-alcaldes”, “narco-economía” y muy pronto “narco-jueces”.

Verdades no comprobadas: Obrador pactó con el crimen organizado; Morena fue financiado por el crimen. Aceptó que ordenó liberar a Ovidio Guzmán; saludo a la madre de “El Chapo”; acabaría con el “huachicoleo”; acabaría con desplazados por violencia; castigo por el estallido de Tlahuelilpan; castigo a responsables de la tragedia de L-12; atentado contra Ciro Gómez Leyva; acabaría con la corrupción.

La lista sin duda es muy larga y solo se anota el hecho simple: “no al nepotismo ni al amiguismo”; “no mentir, no robar y no traicionar”; ninguno de sus familiares se beneficiaría de su gobierno; su gobierno transparentaría 90% del gasto público; oculta el gasto público de sus obras, por 5 años.

Sin duda existe mucho más material publicado por Ricardo Alemán y otros comunicadores locales, nacionales y de imagen internacional sobre la mitomanía presidencial, aunque la costumbre de leer para la mayoría no es tema interesante.

Pese a todo lo que se pueda decir y escribir sobre el macuspano, la duda es si cumplirá su palabra de irse a su rancho, de nombre poco común y no es bien escuchado por castos oídos, pero sabemos se ubica en Palenque, en el estado de Chiapas, no en su natal Tabasco.

México ha tenido titulares del ejecutivo federal y locales, que desde atrás del escenario intentan la continuidad de su mandato, aún a través de otras personas y este augura pudiera ser uno de esos.

Finalmente, algunos especialistas aseguran que la mitomanía es incurable porque no es una enfermedad orgánica que con medicamentos el paciente sane. En todo caso son terapias a las que el sujeto puede someterse, pero no siempre se está convencido de su padecimiento, como el ejemplo amplio que se cita en este espacio.

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