Me parece no son públicas las estadísticas sobre los accidentes en motocicletas que a diario suceden en cualquier ciudad del país, particularmente en la capital de Tamaulipas.
¿Cuántos hombres o mujeres están involucrados en accidentes con moto? ¿Edades?, ¿Lesiones? ¿Fallecimientos? ¿Hospitales? ¿Millones de pesos? ¿Número de víctimas en un solo evento? ¿Menores de edad? ¿Ocupación? ¿Sanciones o castigos? ¿Prisión?
Nadie sabe… Nadie supo. Aunque es muy posible que estas y otras preguntas se conozcan por la ciudadanía, principalmente por los actores principales en esta aventura de velocidad, pericia y muerte en dos llantas.
En la capital de Tamaulipas el martes pasado, un adolescente de apenas 15 ó 17 años de edad -el dato es impreciso por los mismos familiares- murió arrollado en su motocicleta Itálica 200 por un automóvil particular.
Fue en la intersección de Av., de los Maestros y calle Pino de la colonia Las Flores, frente al Hotel Camelia, justo atrás del Hospital Infantil y al lado del Centro Oncológico de Cd. Victoria.
Testigos aseguran que la esquina, ahora catalogada de mortal, siempre ha carecido de cualquier señalización de tránsito, pese a lo concurrido de vehículos y la afluencia de estudiantes de diversos planteles escolares de esta zona.
Como es natural, amigos y familiares del joven atropellado, exigen justicia a las autoridades, culpando directamente a la conductora del auto AVEO que circulaba por la Av. del Maestro y al pretender dar vuelta a la izquierda para incorporarse a la calle Pino, el bachiller choca contra el vehículo y lo arrolla inevitablemente.
Las escenas de lo ocurrido se pueden observar en el video del Hotel Camelia que registraron paso a paso lo sucedido y algunas casas editoriales han bajado la velocidad de la cinta donde se observa con mayor claridad la falta de precaución y pericia del estudiante al rebasar la fila de autos e invadiendo carril.
No es verdad que el vehículo impactó a la moto. Es a motocicleta, manejada por el chico de 15 años, quien al rebasar por la izquierda el carril, se impacta de lleno en la salpicadera izquierda del auto compacto.
Voces en redes sociales culpan a los padres de familia por proporcionar ese tipo de transportes a los jóvenes menores de edad, aunque soy de la opinión que la responsabilidad es de quien maneja y esta vez, el estudiante de bachillerato hizo gala de imprudencia, de descuido.
Todos aquellos que manejamos un automóvil y hasta peatones habituales, somos testigos de la imprudencia y hasta desafío con el que muchas motocicletas son manejadas por hombres o mujeres de cualquier edad, pueden hacerlo en forma muy brava, desafiante.
Familiares y amigos del fallecido identificaron el cuerpo de Brayan “N” y aunque algunos afirmaron tenía 15 y otros 17 años de edad, el caso es que, al arribo de los cuerpos de emergencia, el chico ya no tenía signos vitales.
Me parece que no hay solución probable para que este tipo de accidentes desaparezcan, pero si es muy posible que, con una buena e insistente campaña de conducción de motos, quizá disminuya el número y haya menos hogares con lamentaciones.
El Gobierno del Estado, las 43 alcaldías, las Direcciones de Tránsito, las direcciones del DIF del estado y las de los Municipios, quizá Derechos Humanos, las Procuradurías de Defensa del Menor, la Fiscalía, etc., pudieran acordar con algunas empresas el financiamiento de campañas preventivas.
En varias ocasiones la COMAPA VIC incluye una cintilla en la parte inferior de la factura mensual con un mensaje como vacunas, campañas preventivas de enfermedades, etc., por lo que ahora y por varios meses pudieran incluir mensajes alusivos al tema.
La misma licenciatura en Comunicación de la Autónoma de Tamaulipas y las de las universidades privadas, pueden y debieran diseñar campañas preventivas de accidentes de este tipo, con la idea, insisto, de disminuir el número de accidentes.
Las empresas de comunicación, desde la televisión, el cine, la radio, la prensa escrita y los periódicos y revistas electrónicas, bien pueden incluir frases de impacto que auxilien en esta campaña conjunta.
Usted y yo hemos observado desde el volante del auto o como peatón, cuando de alguna parte sale ‘volando’ un motociclista y hasta pareciera un desafío a la muerte, cuando viola la luz roja del semáforo.
Muchas veces me he preguntado si esas personas tienen instintos suicidas.
