El poder es dinero e influir en los demás. En política no solo se mezclan estos ingredientes, además la similitud ideológica, una forma de reconocerse en el otro. Que se lo pregunten al primer ministro de Hungría y a la premier italiana, Giorgia Meloni.
El primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, es la representación más manida de la ultraderecha europea con su partido Fidesz y es el dolor de muelas de la Unión Europea. “Es primer ministro de Hungría desde 2010, hasta la fecha, aunque ya gobernó entre 1998 y 2002”.
Orbán se ha mostrado como el aliado más cercano de Trump en la Unión Europea y mantiene la misma sintonía con el dictador ruso, Vladimir Putin. Siempre se ha opuesto al apoyo europeo a Ucrania en la invasión que padece.
El alfil húngaro se ha ofrecido de punto de enlace entre Putin y Trump y el año pasado creó un grupo propio dentro del Parlamento Europeo al que se sumaron diversos grupos políticos ultraderechistas europeos con escaño en el Parlamento Europeo. Su grupo, Patriotas por Europa, agrupa a ultraderechistas de Hungría, Austria y Chequia.
Luego está Giorgia Meloni que es la cara bonita de la ultraderecha europea. La primera ministra cuyo partido es Hermanos de Italia, herederos del fascismo de Benito Mussolini, ya se vende como amiga cercana de Musk y próxima aliada de Trump.
¿Qué hay de la relación entre Meloni y Musk? Cierta parte de la prensa europea llegó a deslizar un posible affaire entre la primera ministra italiana y el dueño de SpaceX.
“Meloni es mucho más bonita por dentro que por fuera. Ella encara lo que es el verdadero liderazgo y los italianos deben estar orgullosos de ella por lo bien que hace las cosas”, aseveró Musk, en un acto en septiembre pasado, en el que entregó a Meloni el Global Citizen Award.
Pero, ¿qué pretende Musk en Italia? Quiere hacerse con los contratos de satélites de Italia y que su empresa Starlink sea el proveedor en lugar de Iris que es el programa europeo. Starlink provee información de inteligencia militar y de seguridad; el contrato, se haría a través de SpaceX, otra de las empresas del milimillonario.
SpaceX está discutiendo un acuerdo de cinco años por un valor total de 1 mil 500 millones de euros para proveer una serie de servicios para el gobierno de la ministra Meloni.
A COLACIÓN
Todas las alarmas ya han saltado para la oposición italiana que cuestiona las relaciones tanto personales, como de negocios de Meloni con Musk, a lo que la premier ya respondió: “Simplemente estamos en la fase de investigación, por eso no entiendo todas las acusaciones que se han hecho. ¿El problema con SpaceX es que es una empresa privada, o son las ideas políticas de Elon Musk?”.
Italia está evaluando el uso del sistema de telecomunicaciones espacial de Musk para proporcionar comunicaciones entre el gobierno, los diplomáticos italianos y los funcionarios de defensa que operan en áreas sensibles en todo el Mediterráneo.
Meloni insiste que Italia se enfrenta a un dilema sobre cómo proteger sus comunicaciones sensibles, ya que actualmente no hay sistemas alternativos a Starlink respaldados por Italia o la UE. No se espera el despliegue completo de la constelación de satélites IRIS2 de la UE antes de finales de 2030.
Así es que Musk, Trump y sus aliados de la ultraderecha europea e internacional no van a dar paso sin hacer negocios entre ellos, además de nutrirse, de llevar a cabo una agenda política común en la que detestan a los inmigrantes, niegan el cambio climático y no moverán un dedo por defender a un tercero en conflicto porque su aislacionismo es más importante que cualquier regla escrita por el multilateralismo.