Si bien China ostenta la supremacía en los minerales raros, hay otros actores que terminarán sumados a la competencia; al respecto, un análisis de The Brookings Institution avizora el futuro en el renglón de la producción de estos preciados minerales y África brilla de forma importante.
De hecho, no se descartan tensiones geoeconómicas por mercados que tienen en su naturaleza amplios recursos de estos metales que son necesarios para las nuevas tecnologías.
De manera preocupante, la producción de estos minerales de tierras raras se ha mantenido concentrada. China tiene una posición dominante en el mercado, es más, ante las crecientes tensiones geopolíticas en torno a China y Taiwán, vemos cómo Estados Unidos, Australia, Canadá y otros países buscan reducir su dependencia de China como fuente de producción y procesamiento de tierras raras.
Y en esa geopolítica y geoeconomía, los países africanos tendrán un papel relevante: “Con su rica dotación de productos básicos clave, los países africanos pueden aprovechar esta búsqueda de nuevas fuentes de elementos de tierras raras para generar ingresos muy necesarios para financiar objetivos socioeconómicos básicos y reducir la pobreza, utilizar el Área de Libre Comercio Continental Africana para mejorar la generación de riqueza y fortalecer las alianzas comerciales globales”.
Hay un potencial en África en las llamadas tierras raras y que está en gran parte desaprovechado debido a los bajos niveles de exploración. Sobre todo hace falta dinero y programas dirigidos concretamente a dichos fines.
Quizá lo más inquietante es que conociendo la situación de inestabilidad en África, su vulnerabilidad social y la explotación casi esclavista que determinados grupos de poder ejercen sobre de su propia población, el temor es que estas tierras raras se conviertan en los nuevos diamantes de sangre.
De acuerdo con el estudio de Brookings, el presupuesto de exploración minera en África subsahariana –en 2021– fue el segundo más bajo del mundo: aproximadamente la mitad del de América Latina, Australia y Canadá, a pesar de tener el triple de la superficie de Canadá y Australia.
Ese año sobre una base anual, el presupuesto de exploración de Canadá aumentó un 62%, seguido por un 39% en Australia, un 37% en Estados Unidos y un 29% en América Latina. El presupuesto para África creció solo un 12 por ciento.
La gran mayoría de la exploración continúa concentrándose en oro, en lugar de tierras raras o metales verdes críticos para la transición de energía limpia. Ampliar la exploración es fundamental para permitir que África identifique y extraiga elementos de tierras raras; ya se han encontrado varios depósitos relevantes.
El futuro, desde luego, pasa por África. Lo lógico sería que los respectivos gobiernos africanos utilicen los recursos de manera estratégica para construir asociaciones comerciales sólidas y fortalecer su presencia en las cadenas de valor globales, particularmente con Estados Unidos, la UE y Australia.
No se puede obviar que ya están Rusia y China bastante interesados en diversos países africanos e incluso operan en varios de ellos con dinero, con inversiones, con armas y con grupos paramilitares rusos.
Tampoco en esta ecuación puede dejarse afuera al extremismo radical yihadista que controla diversas regiones –junto con sus cadenas de valor– y que es un cáncer contra el futuro de los propios africanos y, por supuesto, está en in situ para explotar los minerales raros y beneficiarse de su comercio para seguir comprando armas.
A COLACIÓN
Hasta el momento están identificados diecisiete elementos metálicos denominados como elementos de tierras raras (REE, por sus siglas en inglés) que incluyen a quince lantánidos: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio a los que se añaden, el itrio y el escandio, para sumar en total los diecisiete.
En las últimas tres décadas han ganado particular relevancia en la medida que avanza la digitalización y tecnificación de las comunicaciones, su protagonismo va cobrando amplia relevancia, porque son imprescindibles para los teléfonos móviles; los dispositivos tecnológicos, las tablets y todos los gadgets que están reconfigurando la era de la información entre los seres humanos.
El Servicio Geológico de Estados Unidos explica que estos minerales sirven para fabricar más de doscientos productos no solo para computadoras, también para los vehículos eléctricos e híbridos; los nuevos monitores de pantalla plana y televisores.
Y hasta participan en la guerra. En la invasión de Ucrania, sus fuerzas militares intentan repeler la invasión de las tropas rusas con equipo, armas militares y drones fabricados igualmente con tierras raras. Lo mismo se necesitan para el funcionamiento de los láseres, los sistemas de sonar, de radar; y las pantallas táctiles, las mirillas de precisión de las armas y los sistemas de guía y de geolocalización.