Tierras raras: las nuevas tensiones globales por venir

Si en las últimas cuatro décadas del siglo XX, Estados Unidos desató guerras por apropiarse del petróleo de otros países, ahora el gran interés imperialista norteamericano son las tierras raras.

Hablemos de minerales altamente codiciados y no son ni el oro, ni la plata. En lo que resta del siglo XXI, las próximas guerras, podrían desatarse ya no solo por el petróleo o por el agua también por la ambición de poseer las denominadas tierras raras.

          Hasta el momento están identificados diecisiete elementos metálicos denominados como elementos de tierras raras (REE, por sus siglas en inglés)  que incluyen a quince lantánidos: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio a los que se añaden, el itrio y el escandio, para sumar en total los diecisiete.

          En las últimas tres décadas han ganado particular relevancia en la medida que avanza la digitalización y tecnificación de las comunicaciones, su protagonismo va cobrando amplia relevancia, porque son imprescindibles para  los teléfonos móviles; los dispositivos tecnológicos, las tablets y todos los  gadgets que están reconfigurando la era de la información entre los seres humanos.

          El Servicio Geológico de Estados Unidos explica que estos minerales sirven para fabricar más de doscientos productos no solo para computadoras, también para los vehículos eléctricos e híbridos; los nuevos monitores de pantalla plana y televisores.

          Y hasta participan en la guerra. En la cruenta invasión de Ucrania,  sus  fuerzas militares intentan repeler la invasión de las tropas rusas con equipo, armas militares y drones fabricados igualmente con las tierras raras. Lo mismo que los láseres, los sistemas de sonar, de radar, las pantallas táctiles, las mirillas de precisión de las armas y los sistemas de guía y de geolocalización.

          Un simple imán es la ejemplificación más cotidiana de para qué sirve una tierra rara  y ya en su versión más sofisticada, una tablet o  un tablero con GPS en un vehículo, no serían posible sin su presencia.

          ¿Pero realmente son tan raras? El geólogo Manuel Regueiro puntualiza que las tierras raras no son realmente “tierras”, sino un grupo muy variado de elementos químicos.

¿Por qué se les llama tierras raras? En la historia de la química, a los óxidos se les catalogaba como  tierras y a este grupo de elementos empezó a llamársele de esa forma; y con el paso de los años, sobre todo en la era actual, se han convertido en un bien muy preciado.

A COLACIÓN

El Colegio Oficial de Geólogos de España explica que  fundamentalmente se trata de óxidos y minerales, la mayoría asociados a cuatro tipo de rocas: 1) Carbonatitas,  unas rocas ígneas con un 50% de carbonatos localizadas en Mongolia, en los yacimientos de Bayan Obo y en Estados Unidos, en Mountain Pass; 2) rocas ígneas alcalinas como las que prevalecen en Lovozero, Rusia en un yacimiento de sienitas nefelínicas; 3) arcillas lateríticas abundantes en el sureste de China con explotaciones de más de 250 yacimientos; y, 4) depósitos de monacitas hallados en Matamulas en Ciudad Real, España.

Los geólogos también exploran los fondos marinos como posibles vetas de tierras raras. De hecho, la empresa belga  Global Sea Mineral Resources (GSR) pretende  poner en operación, la primera mina comercial de aguas profundas oceánicas en 2027, con la finalidad de extraer el sedimento marino. Una actividad que los activistas de Greenpeace advierten solo traerá un mayor deterioro de la  flora y fauna marinas.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos y GSR signaron un contrato, el 14 de enero de 2013, por un lapso de tres quinquenios para llevar a cabo actividades de “prospección y exploración de nódulos polimetálicos” en 76 mil 728 kilómetros cuadrados del lecho marino “en la parte oriental de la Zona Clarion Clipperton” localizada en el Océano Pacífico Central.

La economía del presente, pero esencialmente la del futuro inmediato, dependerá en buena medida de las tierras raras eso lo saben bien las empresas dedicadas a la tecnología, las nuevas tecnologías y tecnologías digitales.

Hasta el momento, China lidera la producción mundial de óxidos de tierras raras, estimada en 168 mil toneladas métricas (TM) anuales. Los planes quinquenales incluyen el aceleramiento del ritmo de exploración y de producción de dichos minerales.

El Observatorio de la Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés) indica que en 1993, China producía el 38% de la producción mundial de tierras raras, seguido por EU con el 33%; el 12% de Australia y el 5% de Malasia e India, respectivamente. Sin embargo, a partir de 2010, la economía china ha despegado de forma relevante al tal punto que se ha convertido en la principal productora y exportadora aunque con el gobierno de Xi Jinping ha ido limitándose cada vez más la cantidad de tierras raras permitidas para exportar porque están dándole prioridad a su acumulación.

Trump en su estrategia imperialista, rodeado de su oligarquía tecnológica, está presionando y amenazando a una serie de países que tienen tierras raras a fin de que éstos terminen abriendo el mercado de su explotación a favor de las empresas norteamericanas. Por ejemplo, Groenlandia, rico en tierras raras; así como Ucrania y Sudáfrica.

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