Supremacismo puro y duro

0

   En menos de un mes de gobierno, Trump ha hecho que el dictador ruso, Vladimir Putin, parezca un caramelo al lado de él. Esto es supremacismo puro y duro, el republicano ha venido a decir claramente cuáles son sus prioridades en los próximos cuatro años enviando sendos mensajes que llegan hasta los oídos del Kremlin.

          El mandatario norteamericano quiere reconfigurar su zona de influencia mientras Putin lleva años haciendo lo mismo, desde hace 25 años y, nunca, ha escondido sus deseos de recuperar para Rusia el antiguo territorio de Europa del este administrado por la entonces URSS.

          Tal parece que, la vuelta al poder del magnate inmobiliario, le ha dado  nuevos bríos y está dispuesto a repartirse las esferas de poder con la Rusia de Putin; prefiere hacerlo así para arrinconar a China. Mejor con el dictador ruso que con el chino.

          Y mientras está por definirse entre ambos el futuro de Ucrania, con la pena de los propios ucranios y del mandatario Volodímir Zelenski que deberá entenderse con el vicepresidente JD. Vance; lo mismo sucede con el derrotero de los pobres palestinos a los que están matando desde hace más de un año de una manera tan atroz  y tan descarada que, no a pocos, nos hace perder la fe en la Humanidad por venir.

          Los ucranios terminarán sin ser dueños del 30% de su rico territorio porque Rusia no lo va a devolver,  ni tampoco a Crimea; y, el resto, del país quedará bajo los intereses económicos de Trump que ya le puso precio a la ayuda concedida por el anterior presidente Joe Biden. Nada menos que 500 mil millones de dólares que Trump quiere que Ucrania los devuelva en gas, petróleo y tierras raras.

          Y, luego por supuesto, está la política arancelaria coercitiva  como parte del palo y de la zanahoria que no es más que la misma medicina de siempre que el imperialismo norteamericano ha venido aplicando desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Nada más que Trump,  lo hace indisimuladamente, de forma amenazante y prepotente como signo de superioridad.

A COLACIÓN

          Trump ya signó la orden ejecutiva imponiendo aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio; y, amaga, con nuevos aranceles para los autos, los medicamentos y otros bienes.

En Europa, la prensa ha señalado de debilitar no solo a la UE sino a los socios más tradicionales y cercanos, con una actitud que debería estar aplicando con las dictaduras.

En España, el periódico ABC, habló de “la guerra comercial más tonta de la historia”; el Diario.es destacó “la herramienta de Trump para acabar con el orden internacional (haciendo negocio)”; en radio Onda Cero abordaron que la guerra arancelaria de Trump es  la política de presión para lograr sus objetivos en el escenario mundial.

          Bajo ese racero, el canciller alemán, Olaf Scholz, destacó que es importante no dividir el mundo con nuevas barreras comerciales, ya que todos se benefician de la globalización.

Cuestionado al respecto de las represalias anunciadas desde Washington, el canciller que está en plena campaña rumbo a las elecciones una gran potencia económica.

“Trataremos de continuar las relaciones económicas juntos con la Unión Europea unidos todos en bloque para contrarrestar las acciones que salgan desde la Casa Blanca”, inquirió convencido.

En un análisis para The Guardian, el exeditor del periódico británico, Patricio Wintour, abordó cómo Trump ha utilizado los aranceles como palanca para asegurar una serie de concesiones de forma rápida tanto por parte de México, como de Canadá, en materia de inmigración y de drogas. Y muy seguramente, ambos países, se han comprometido (o concedido a Trump) mucho más allá de lo que se dijo a la prensa.

          Wintour habla de una  “diplomacia de la extorsión” impuesta por Trump en la que él pone el precio y claro está las condiciones de lo que espera realmente obtener a cambio. “Las payasadas de Trump son cansadamente familiares”.

          El  meollo es que su gobierno recién inicia, insisto, no lleva ni un mes en la Casa Blanca y ya desató un infierno en la aldea global y otra adentro de su país porque está sacudiendo el establishment. Y, esto va camino de empeorar, nos vamos a llevar muchos sustos y disgustos porque el terrorismo está a la vuelta de la esquina y no descartemos, desde luego, la posibilidad de que atenten contra Zelenski, Netanyahu o el propio Trump… todos los demonios andan sueltos.

(Visited 1 times, 8 visits today)