Hay una clave para mejorar de forma radical la fotografía móvil. El problema es que solo Xiaomi la está aplicando

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Los móviles de la gama más alta hacen buenas fotografías, eso es innegable. Como también es innegable que el procesado es cada vez más agresivo y, con él, acaba muriendo la naturalidad en las fotografías. Pero no todo es software, el sensor de nuestra cámara determina en gran medida cuán agresivas necesitan ser (o no ser) esas decisiones computacionales del teléfono.

s por eso que los sensores de una pulgada llevan tiempo demostrando un músculo sencillamente brutal. Xiaomi nos ha citado el próximo día dos de marzo para conocer su Xiaomi 15 Ultra, su buque insignia fotográfico.

La propia compañía ha dado algunas pinceladas sobre cómo será la cámara de esta bestia, desvelando que repetirá con la configuración de sensor de una pulgada. Este movimiento, aunque no es nuevo, es uno de los factores diferenciales de Xiaomi en el mercado.

Aunque los sensores de cámara de una pulgada llevan con nosotros desde hace más de cuatro años, no han logrado ser un estándar en la gama más alta. O, al menos, en la que se vende en Europa, ya que algunos de los mejores teléfonos chinos con sensores gigantescos no se venden en nuestro territorio.

  • Samsung Galaxy S25 Ultra: 1/1.3″.
  • iPhone 16 Pro Max: 1/1.28″
  • Vivo X200 Pro: 1/1.28″
  • Realme GT6: 1/1.4″
  • Sony Xperia 1 VI: 1/1.7″
  • Honor Magic7 Pro: 1/1.3″
  • OPPO Find X7 Pro: 1/1.4″
  • Xiaomi 14 Ultra: 1″

Es curioso. Llevamos años hablando de los sensores de una pulgada, pero solo hay un gama alta entre los grandes fabricantes que apuesta por este tipo de sensor.

Un sensor de una pulgada en un teléfono móvil ofrece ventajas significativas en la calidad de las fotos y videos, principalmente debido a su mayor tamaño en comparación con los sensores más pequeños que suelen integrarse en los smartphones.

Una de sus claves es la mejor captación de luz, ya que un sensor más grande tiene una superficie mayor para capturar luz, lo que se traduce en imágenes con algo menos de ruido en condiciones de poca iluminación. Esto es clave, en un momento en el que los fabricantes están obsesionados con sus algoritmos de reducción de ruido.

También son sensores con mayor profundidad de campo (un mayor y mejor bokeh natural, para que nos entendamos), y que a nivel técnico, permiten obtener más detalle. De poco sirven si no se trabajan pero, bien aprovechados, estos sensores son un antes y un después (sobre todo en disparos RAW).

¿El problema? Introducir sensores de una pulgada es más caro, requiere más espacio en el cuerpo del teléfono, y un desarrollo óptico complejo para aprovechar su potencial. Una inversión de recursos a la que no están dispuestos todos los fabricantes.

Imagen | Xiaomi

FUENTE:https://www.xataka.com/

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