La sequía es un fenómeno natural que se presenta cuando hay una ausencia de lluvia, o que la precipitación se ubica por debajo de los niveles promedio en una zona extensa y por un periodo superior a un mes. En México, el año 2024 fue particularmente seco, y se pronostica que el año 2025 podría presentar niveles similares de escasez de lluvia en amplias franjas del territorio nacional.
LAS REGIONES MÁS AFECTADAS
La Comisión Nacional del Agua realiza una medición quincenal sobre la magnitud de la sequía en el país. Visto, en primer lugar, por cuencas hidrológicas, espertinente destacar que hay 13 en el territorio nacional. De ellas, sólo dos, “Península de Yucatán” y “Aguas del Valle de México” registran, al 15 de marzo de 2025, un 100% sin afectación por la sequía.
Por su parte, la Cuenca del Balsas reporta un 97.9% de su territorio sin afectación, y un 2.1% en condiciones anormalmente secas. La Cuenca Pacífico Sur reporta un 94.3% del territorio sin afectación, con un 5.7% en condiciones anormalmente secas.
La cuenca Golfo Norte reporta un 83.3% sin afectaciones; un 15.9% en condiciones anormalmente secas, y 0.8% con sequía moderada. La Cuenca Golfo
Centro, tiene un 80.4% del territorio sin afectaciones, y un 19.6% con condiciones anormalmente secas.
La Región Frontera Sur reporta un 66.3% del territorio, es decir, allí ya hay una tercera parte que tiene afectaciones pues el 33.7% registra condiciones anormalmente secas. En ese orden, le sigue la cuenta Lerma-Santiago-Pacífico, donde el 56.3% del territorio se encuentra sin afectaciones. El 36.9% tienen condiciones anormalmente secas, mientras que un 6.8% tiene sequía moderada.
En las Cuencas Centrales del Norte ya se registran problemas mayores, pues únicamente el 32.5% de su territorio no presenta afectaciones por sequía. El 13.9% presenta sequía moderada, el 15.5% registra ya sequía severa; el 20.4% registra sequía extrema, mientras que el 5.1% del territorio se encuentra ya en condiciones de sequía excepcional, el nivel más alto que hay en esta clasificación.
La Cuenca del Río Bravo registra únicamente el 10% de su territorio sin afectación por sequía. El 6.9% condiciones anormalmente secas; el 9.9% sequía severa; el 36% (un tercio de su cobertura) presenta sequía extrema, mientras que el 20.3% registra condiciones de sequía excepcional.
La Región Pacífico Norte tiene sólo el 1.2% de su territorio sin afectaciones. El 11.9% tiene condiciones anormalmente secas; el 11.2% sequía moderada; el 27.7% sequía severa; el 77.6% sequía extrema, mientras que el 12.2% está ensequía excepcional.
La Cuenca de la Península de Baja California tiene una afectación en la totalidad de su territorio. El 41.8% registra condiciones anormalmente secas; el 46% sequía moderada; el 5.8% sequía severa y el 6.4% sequía extrema.
Finalmente, se encuentra la Cuenca Noreste, donde igualmente el 100% del territorio presenta algún nivel de afectación, pero con condiciones aún más graves: 10.2% del territorio registra sequía severa; el 77.6% registra sequía extrema; mientras que el 12.2% registra condiciones de sequía excepcional.
Visto por entidades federativas, hay sólo siete que no tienen afectaciones por sequía: Colima, Ciudad de México; Guerrero, Morelos, Quintana Roo, Tlaxcala y Yucatán. En el extremo opuesto, hay seis entidades con sequías extremas o excepcionales: Coahuila, Durango, Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora, siendo este estado el de mayor gravedad, con un 88% de su territorio en esas condiciones.
UNA SEVERA CONDICIÓN
Como se observa en el gráfico, 13 entidades del país presentan el 100% de su territorio con algún grado de sequía. Esta situación no es un hecho aislado ni pasajero: es el síntoma de un modelo de desarrollo insostenible que ha ignorado por décadas la vulnerabilidad ambiental del país. La aridez avanza sin freno y amenaza con convertir vastas regiones en zonas improductivas, deteriorando ecosistemas, desplazando comunidades y profundizando las desigualdades sociales. Frente a esta emergencia climática, se impone la urgente creación de políticas públicas estructurales que no sólo mitiguen los efectos del cambio climático, sino que ralenticen la desertificación de los suelos, impulsen una reforestación masiva con especies nativas, y transformen profundamente la gestión y el uso del agua en México. Sin voluntad política y sin una ciudadanía informada y activa, el país corre el riesgo de enfrentar una crisis de agua sin retorno.
LA ACELERACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Los datos sobre la sequía en México, habiendo transcurrido menos de 3 meses del año, no sólo evidencian la intensificación de eventos climáticos extremos vinculados al cambio climático, sino también una preocupante degradación de los ecosistemas, reducción de la recarga de acuíferos y mayores riesgos para la seguridad alimentaria y la salud humana. Las perspectivas para el resto del año 2025 son poco alentadoras si no se refuerzan las políticas de manejo sostenible del agua, reforestación, cosecha de agua pluvial y adaptación comunitaria al cambio climático, ya que los modelos climáticos proyectan una continuidad en las anomalías de precipitación y un aumento de las temperaturas promedio. Este escenario exige una coordinación urgente entre los tres órdenes de gobierno, el sector agrícola y la sociedad civil para mitigar el impacto social, económico y ambiental de la sequía.
Fuente: https://www.excelsior.com.mx/