En España, los nacimientos son casi un acontecimiento. En los parques infantiles es más fácil ver a personas acompañadas con sus perros que carritos de bebés o pequeñines en los columpios. En 2023, solo hubo 322 mil 075 nacimientos, es la cifra más baja desde 1941.
Los jóvenes en edad reproductiva se plantean no tener familia a pesar de las reformas implementadas desde hace tiempo en España para tratar de incentivar que la tasa de natalidad que ya venía acusando una problemática generacional, desde los últimos veinte años, no terminase desplomando.
Muy poco han servido los incentivos por parte del gobierno y de sus políticas públicas para animar a las personas a procrear. Hay desde prestaciones por maternidad y paternidad; ayudas por nacimiento y por cuidado del menor; subvenciones para familias numerosas, monoparentales o con discapacidad con ingresos bajos; también una prestación económica por parto o adopción múltiple; ayuda familiar por hijo o menor acogido con discapacidad; una bonificación de las cuotas para contratar un cuidador familiar; ayuda de 100 euros para madres trabajadoras (deducción por maternidad); deducción por familia numerosa; prestaciones del Servicio de Empleo Público (SEPE y prestaciones por maternidad y paternidad.
La realidad es que nada de esto sirve como aliciente. El Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que el año pasado hubo 6 mil 629 nacimientos menos respecto de 2022. Y la tendencia sigue siendo decreciente.
“En 2013se registraron 424 mil 440 nacimientos; para 2014, los nacimientos aumentaron 5% y desde entonces, año con año, han caído progresivamente”, de acuerdo con el organismo público español.
La baja natalidad en España sigue además la tónica de muchos países europeos que tendrán una gran masa de población envejecida pero con escasos nacimientos.
La propia ONU advierte que para el año 2100 “ocho de cada diez personas vivirán en Asia y África” y en Europa solo residirá el “5.6% de la población mundial”.
Bajo este ritmo de baja natalidad y amplio envejecimiento, la ONU estima que España pasará de tener 47 millones de habitantes a 30 millones al final del siglo lo que significará perder el 35% de su población.
“España tiene la tasa de natalidad más baja de la Unión Europea y sigue por debajo de la media europea que es de 9.3 nacimientos por cada mil habitantes”, de acuerdo con el organismo internacional.
En general, los jóvenes españoles se lo piensan varias veces, no solo para casarse sino para procrear y es la economía y la inestabilidad laboral con trabajos precarios y mal pagados el principal motivo para decidir no tener hijos. Y, además, están los elevados precios de los bienes inmobiliarios tanto para alquilar, como para comprar, a través de una hipoteca.
El último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud señala que solo un 16.3% de los jóvenes está emancipado en España lo que supone “la mitad del porcentaje medio” de la Unión Europea.
“Las personas menores de 30 años tienen que destinar el 100% de su sueldo y además poner otros 76 euros adicionales solo en concepto de alquiler y de suministros si quieren vivir solas”, según dicho informe.
Esto significa que solo siete millones de jóvenes en todo el país puede vivir de forma independiente frente al 31.9% de la Unión Europea. Por los altos costos de la vivienda, muchos jóvenes viven con sus padres hasta bien entrados los treinta años de edad.
La incertidumbre laboral es también otro de los factores, no hay una estabilidad como antaño; la movilidad en prácticamente todos los sectores es una constante salvo que una persona logre convertirse en un funcionario del Estado y entonces acepte vivir con un salario por encima del mínimo.
Hay toda una complejidad en la que también influye la percepción de que todo empeora, a causa del cambio climático y el mundo es más inseguro sobre todo a raíz de la pandemia y de la invasión de las tropas rusas en Ucrania. La gente es más pesimista hacia un futuro estable, en paz y sin problemas. Y, por supuesto, está Donald Trump con sus políticas absurdas dispuesto a arrastrarnos hacia nuevas turbulencias económicas… con tan malas noticias, ¿quién quiere tener hijos?