La inmigración no es la única solución

En 2023, España, en su conjunto, reportó una población de 48 millones 592 mil 909 habitantes de los que más de  6 millones son inmigrantes; el país ibérico tiene una amplia tradición de acogida de flujos migratorios. En Madrid, de acuerdo con datos de 2023, viven tres millones 332 mil 035  habitantes y con el área metropolitana tiene cinco millones 030 mil 132 habitantes.  La población extranjera de la Comunidad de Madrid ya superó el millón  de inmigrantes.

¿Son los inmigrantes la solución a la baja natalidad presente en España? De este tema hablé con Alejandro Macarrón Larumbe, fundador de la Fundación Renacimiento Demográfico. “En España, la edad media de la población ha seguido creciendo  y los inmigrantes, algunos llegan con niños; otros rondan la mediana edad y también envejecen y se convierten en jubilados en el  mediano  y largo plazo”, explica.

Y  luego está el impacto económico derivado de la cualificación que Macarrón Larumbe pone sobre de la mesa: “La población inmigrante que tenemos en su mayoría,  claro con sus excepciones, no tiene mucha cualificación laboral; es  una cualificación media baja y eso, en impuestos y en ingresos fiscales, no añade muchos impuestos al Estado”.

También es verdad que España tiene un efecto llamada porque atrae a gente que busca el Estado de Bienestar y está dándose un fenómeno en el que hay inmigrantes y españoles desempleados que están recibiendo un subsidio  y en su conjunto tiene un costo financiero y presupuestario porque demandan ayudas y subsidios. “La inmigración no es una solución”.

A COLACIÓN

De esta relación entre renta e impuestos, Macarrón Larumbe refiere un artículo elaborado por Jesús Fernández-Villaverde en el que analiza cómo

en los países desarrollados, el 10% que más   renta tiene aporta los impuestos con los que se paga el Estado de Bienestar que beneficia al 60% inferior.

“La inmigración que traemos es sobre todo ese 60% de media con todas las excepciones. La baja natalidad persistente que tenemos no va a resolverse con la inmigración… el problema es que se ha acumulado esa caída en la natalidad; las perspectivas del futuro demográfico son cada vez peores lamentablemente porque cada año nacerán menos niños”, afirma.

El texto al que hace alusión Macarrón Larumbe, fue escrito por el economista Jesús Fernández-Villaverde y publicado en el periódico Cinco Días tras darse a conocer la caída estrepitosa de los nacimientos en España.

En él, Fernández-Villaverde, reflexiona que 2023 fue “un año único en la historia de la humanidad” porque por primera vez como especie los seres humanos “ya no nos reemplazamos” porque la fecundidad de la humanidad ha caído por debajo del nivel necesario para mantener la población constante en el largo plazo.

“No me refiero a la fecundidad en las economías avanzadas, sino a la de todos los seres humanos, incluyendo África y el mundo musulmán, dos regiones donde la fecundidad todavía sigue siendo relativamente alta. El declive demográfico de la humanidad ha comenzado. Este hito excepcional en nuestra historia colectiva requiere cierta explicación”, de acuerdo con el economista español.

En su artículo, Fernández-Villaverde esgrime que los datos de la ONU sobre fecundidad están inflados y aborda el caso de China, país para el que la ONU predijo 10.66 millones de nacimientos el año pasado pero la Oficina Nacional de Estadística de China  reconoció 9.02 millones de nacimientos  (aunque la cifra real estaría más cercana a 8.5 millones) muy a pesar de los incentivos del gobierno para que sucedan más nacimientos.

“No es China el único caso. Comprobando uno a uno todos los países para los que he encontrado datos nacionales, los nacimientos que predice las Naciones Unidas son más altos por un factor significativo: ajustando la tasa de fecundidad mundial para que refleje unos datos de nacimientos más exactos, en 2023 habremos estado aproximadamente en 2.2. Es decir, por debajo de la tasa de reemplazo de 2.22. Como explicaba antes, esto no había pasado nunca, ni durante las guerras mundiales ni en epidemias masivas”, apunta Fernández-Villaverde.

Ante la cuestión de, ¿por qué sigue creciendo la población mundial? En su análisis el economista español lo adjudica a la inercia de las generaciones pasadas: “Hay muchas mujeres a nivel mundial en edad fértil y aunque de media no tengan suficientes hijas para reemplazarlas en la próxima generación, la población sigue creciendo durante unos años”.

“Un ejemplo ilustra esta inercia. Imagínese dos parejas: los Sánchez y los García. Los Sánchez tienen dos hijos y los García dos hijas. Y, por causalidad, los dos hijos Sánchez se casan con las dos hijas García. Las dos nuevas felices parejas solo tienen un hijo cada una. Como los abuelos todavía no se han muerto, la población Sánchez-García ha crecido de ocho (los cuatro abuelos y los cuatro hijos) a diez (los cuatro abuelos, los cuatro hijos y los dos nietos). Pero los Sánchez-García no se están reemplazando: cuando se mueran los abuelos, la población Sánchez-García bajará a seis”, afirma.

Para Fernández-Villaverde esto es precisamente lo que está pasando con el planeta ahora mismo y es tan simple de entender como que los abuelos siguen vivos y son más numerosos que los nietos.

“De manera más rigurosa: la tasa bruta de natalidad del planeta que son los nacimientos que tenemos en un año anda por el 16 por mil (16 nacimientos por cada mil habitantes del planeta), pero la tasa bruta de mortalidad anda por el 7.5 por mil (7.5 defunciones por cada mil habitantes del planeta), con un crecimiento de 8.5 por mil”, señala.

En el futuro próximo, la tasa bruta de natalidad irá reduciéndose de manera estrepitosa pero la tasa de mortalidad subirá de manera importante porque habrá mucha población envejecida.

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