Diversos bancos centrales llevan a cabo reuniones para reajustar sus proyecciones: hace unos días, José Luis Escrivá, gobernador del Banco Central de España, confirmó a TVE que la institución rebajará sus previsiones sobre el desempeño de la economía ibérica.
La última valoración de la institución indicaba que la economía española crecería 2.7% en 2025 pero tras el anuncio de las tarifas del 20% para los productos de la UE, se va a realizar una modificación a la baja. Aunque hay un impasse de tres meses dado a conocer desde la Casa Blanca no van a aguardar para reeditar el marco macroeconómico de este año.
“Trump está provocando una perturbación de oferta con un potencial de generar caídas en la actividad económica o una desaceleración en aquellas economías, como la española, que está creciendo a niveles relativamente altos”, señaló Escrivá.
En 2024, la economía española creció 3.2% impulsada por la demanda interna; el turismo masivo y los fondos de recuperación de la UE. El PIB español tuvo el año pasado un mejor desempeño respecto de Alemania, Francia e Italia.
Para 2025, los aranceles de Trump podrían generarle a España un impacto mínimo, pero no por ello menos importante, restándole 0.5 puntos en su crecimiento y llevar al PIB a ubicarse entre un 2% a 2.5 por ciento.
El año pasado solo Malta, Croacia y Chipre crecieron más que España con un 6%; 3.8% y 3.4%, respectivamente. Por el contrario, Alemania se contrajo 0.2%, mientras que Francia e Italia lograron un crecimiento tibio de 1.1% y el 0.7%, respectivamente.
Joachim Nagel no descarta una recesión para Alemania; el propio presidente del Bundesbank reconoce que la economía germana atraviesa serios problemas estructurales y que además lucha contra vientos en contra que solo empeorarán en la medida en que Trump prosiga con su políticas arancelarias de castigo.
También, Marc Schattenberg, economista senior del Deustche Bank Research, señala que la economía alemana se encamina hacia un tercer año muy complicado.
Alemania fue el único país del G7 que no creció en los últimos dos años y la reactivación de la economía fue un tema clave durante la campaña electoral. El gobierno será formado a principios de mayo, con Friedrich Merz a la cabeza, tras formarse una coalición entre el grupo conservador Unión Demócrata Cristiana (CDU/CSU) y el Partido Socialdemócrata. El nuevo canciller ha prometido más deportaciones, frenar la inmigración y reflotar a la economía germana mediante un fuerte programa de incentivos.
Merz lleva días hablando de un posible libre comercio entre Estados Unidos y la UE, de cero aranceles, aunque hay puntos controvertidos porque las normas fitosanitarias europeas prohíben casi 500 pesticidas, insecticidas y químicos utilizados por los fabricantes estadounidenses; e incluso, están prohibidas las compras de pollo norteamericano que los productores lavan con cloro.
A COLACIÓN
Trump está presionando por todas partes: si la UE no quiere los aranceles de castigo debe comprometerse a comprar más gas norteamericano y dar luz verde para las adquisiciones de pollo estadunidense y más productos agrícolas que no cumplen con la normativa fitosanitaria europea.
Esa es la disyuntiva inmediata: aceptar las condiciones de Trump o convencerlo de un acuerdo de libre comercio UE-Estados Unidos de cero aranceles.
De acuerdo con Newsletter European, la relación comercial anual entre la UE y Estados Unidos, valorada en 1 billón de euros en bienes y servicios, está sometida a graves tensiones.
La Comisión de Comercio de la UE cree que aranceles del 20% contra las importaciones que realiza Estados Unidos de la UE reducirían en 85 mil millones de euros los ingresos en sectores clave como el automotriz y el de maquinaria y equipo.
Dado que Estados Unidos representa el 12% de la demanda externa de la UE, una caída repentina de las exportaciones sería difícil de compensar a corto plazo. Es decir, no sería rápido que la UE, pueda recolocar dichas exportaciones castigadas en otros mercados; el llamado es a renegociar.