La Unión Europea (UE) es víctima de los ciberataques. Se ha convertido en la diana favorita del ciberterrorismo y de los hackers, desde que inició la invasión de las tropas rusas a Ucrania, en febrero de 2022, han incrementado maliciosamente los ciberataques a infraestructuras vitales de diversos países europeos.
Recientemente, la prensa británica llamó la atención al señalar que Reino Unido está sufriendo una constante amenaza cibernética que intenta golpear duramente a varias infraestructuras: desde el aeropuerto de Heathrow, hasta las centrales de electricidad, bajo una combinación de golpes en la red y sabotajes.
Hace un par de meses, un incendio eléctrico en un generador clave dejó sin luz y sin operaciones al aeropuerto de Heathrow y con ello en tierra a miles y miles de viajeros con vuelos programados para despegar; y, otros centenares de vuelos, programados para aterrizar. El costo económico es inmenso en estos casos para las aerolíneas y para el aeropuerto.
Este pasado fin de semana, Cannes con su mítico festival de cine quedó a oscuras porque un sabotaje eléctrico dejó a la ciudad sin luz; y, al día siguiente, le tocó a Niza con otro sabotaje eléctrico.
No debemos olvidar que, en España y Portugal, sucedió en abril un gran apagón, el más importante registrado en la UE; fue un black out que dejó a dos países sumidos en el caos y en la parálisis absoluta.
Solo en España, se estima que las pérdidas de un día sin luz, fueron aproximadamente de 1 mil 600 millones de euros; esto significa casi una décima del PIB. Y, no quiero obviar, los constantes sabotajes a la red ferroviaria de alta velocidad que, no hace poco, dejaron sin el censor que monitoriza a cada uno de los trenes en circulación… estuvo a punto de suceder un gravísimo accidente.
Es curioso, pero en Reino Unido, la prensa avisa que estas amenazas son el preludio de algo más grande y en el país ibérico han descartado que un ciberataque fuese el culpable del gran apagón. Sin embargo, no hay mucha fiabilidad en estas indagaciones porque el sentimiento ciudadano es que no se ha investigado a fondo y que las verdaderas causas siguen ocultándose.
Y, mientras esto sucede, la gente cada vez más actúa preparándose para algo peor: se han agotado las existencias de radios con pilas; aumentan los pedidos de kits de supervivencia; la gente empieza a acumular linternas, velas, mini estufas de gas, agua, papel del baño y latas, junto con productos envasados, por si acaso vuelve a suceder algo… y ese algo puede ser, desde otro apagón, otra pandemia o bien algún susto.
A COLACIÓN
El Balance de Actividad Cibernética indica que tras el aumento de las amenazas que afectaron a la UE en 2023, la actividad se mantuvo en un nivel elevado el año pasado.
Las operaciones contra objetivos de la UE aumentaron 16 por ciento. La actividad maliciosa está muy presente, a tal punto, que Polonia denunció ser víctima cotidiana de los hackers rusos.
La actividad delictiva en el ciberespacio tiene un amplio campo de acción desde el robo de datos; hasta el provocar incidentes y accidentes de diversas consecuencias y de distinto nivel de gravedad.
Los ciberataques no solo están aumentando en volumen, sino que también están evolucionando en complejidad, ya que los delincuentes ahora utilizan técnicas avanzadas, incluida la Inteligencia Artificial (IA) generativa, para hacer que sus ataques sean más difíciles de detectar y contrarrestar.
Los ataques son cada vez más sofisticados y variados, y se dirigen a una amplia gama de sectores. Según la Agencia de la UE para la Ciberseguridad (ENISA), estas son las principales amenazas cibernéticas que afectan actualmente a la UE: 1) Casi el 20% de los ciberataques se dirigen a organizaciones de la administración pública, un sector esencial para los servicios públicos y la seguridad; 2) le siguen los sectores de transporte (11%), finanzas (9%), infraestructura digital (9%), servicios empresariales (8%), público en general (8%) y manufactura (6%).
El problema de los ciberataques es que no se sabe, bien a bien, por dónde llegará el misil. Y hay esa animosidad, porque hay una guerra híbrida, y eso lo saben muy bien Rusia, China e Irán. Aunque en el caso de España no podemos descartar que el Mossad esté detrás de algunos ataques en la red y en diversos sabotajes.
El gobierno del presidente Pedro Sánchez ha sido uno de los principales opositores ante las acciones del genocidio perpetrado por el gobierno de Benjamín Netanyahu. Y, no creo, que esa afrenta se la perdonen.