La Unión Europea (UE) está ayudando a los destinos a adoptar un modelo más sostenible con incentivos para viajes de bajo impacto y turismo comunitario.Se trata de algo más que de empleo en euros.
Una Europa, sin los flujos de turismo que recibe, año tras año, tendría un golpe económico importante dado que muchos subsectores viven solo de las divisas que dejan los viajeros.
Por eso es que el dilema de cómo regular los flujos de paseantes es un verdadero quebradero de cabeza, no es sencillo gestionar este tipo de políticas y tomar sobre todo las medidas adecuadas. El reto pasa por encontrar un modelo sostenible.
Para 2025, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, estima que los gastos de los visitantes internacionales llegará a los 838 mil millones de euros y la Organización Mundial del Turismo (OMT) señala que ni las guerras, la inflación o las perspectivas de un panorama sombrío están frenando los flujos de viajeros internacionales.
Desde Bruselas, la EuropeanTravelCommission,indica que el sector turístico europeo sigue mostrando una extraordinaria resiliencia: y, los últimos datos, ponen de manifiesto cómo el turismo europeo está respondiendo a los cambios en las prioridades de los viajeros.
Hay un gran interés en los destinos con una equilibrada relación precio y calidad. La tendencia actual refleja la conciencia que a medida que crece la incertidumbre a nivel mundial, el viajero está volviendo a apostar por los destinos de toda la vida y Europa está en el epicentro.
Aunque también hay una situación geopolítica y geoeconómica latente que tiene sus bemoles: fuentes consultadas dentro de la EuropeanTravelCommissioncomentaron que en Europa esperan una caída en el flujo de los visitantes estadunidenses.
“Los aranceles comerciales de Estados Unidos recientemente anunciados han agregado una mayor incertidumbre a los viajes transatlánticos y Europa se prepara para una posible caída en los visitantes estadunidenses este año porque las fluctuaciones del tipo de cambio euro versus dólar no les favorecen”, de acuerdo con esta Comisión.
Y hay otrascancelaciones de viajes desde la Unión Europea hacia Estados Unidos que subieron 20% como un reclamo contra las políticas del presidente Donald Trump. El flujo de viajeros europeos que quería visitar Nueva York u Orlando ahora elige más a México o bien a Canadá o de plano decide quedarse haciendo turismo en otros países europeos.
España es uno de esos destinos que se ha visto favorecido por el turista europeo que ha dejado de viajar a Estados Unidos y que busca un destino con playa, sol y buena gastronomía sin que tenga los precios tan elevados de Francia o de Italia.
A COLACIÓN
La intención de la UE es un modelo de turismo sostenible que no sea depredador y que reduzca su huella ecológica realmente me parece casi improbable de lograr si no es a base de sanciones y de tasas turísticas.
Es decir, sanciones desde los ayuntamientos para los hoteles y pisos turísticos que no sepan gestionar correctamente todo el tema de basura, desperdicios, control en el consumo de agua y de la energía. Y tasas turísticas para los viajeros por la huella ecológica que supone su estancia.
Los países del Mediterráneo están sufriendo constantemente sequías e incluso cortes de agua que padecen los habitantes pero a los hoteles repletos de turistas no se les cierra el grifo. Entonces, el modelo también debe ser equitativo.
Este año, Francia y España, superarán los 100 millones de visitantes, eso implica que reciben dos veces más personas que el tamaño de su población. Es gente que usa el metro, los autobuses, los taxis, que llena los restaurantes, que tira basura y desperdicia agua.
Pero claro, la economía necesita de esos miles de millones de euros, entonces compatibilizar el modelo con las pretensiones de la UE terminará siendo otro sueño guajiro más.