La sequía ya asusta en Europa

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Este 2025, la sequía en Europa sigue alcanzando niveles alarmantes: el 35% del territorio de la UE está bajo condiciones de estrés hídrico mientras las imágenes por satélite evidencian un deterioro severo en los causes,  de hecho, hasta la verde Irlanda está  en un cuello de botella por sequía.

Parece una imagen apocalíptica que sume a los europeos ante su peor realidad  y futuro:  acostumbrarse a vivir sin agua y encima pagarla  a precios más elevados.  El derecho al agua se acaba cuando prevalece el bien común y Europa está llamada a cuidarla al máximo posible, en momentos en que su escasez deja secos embalses, pantanos, rías y varias cuencas.

Para Europa, este escenario viene alertándose desde hace poco más de dos décadas; y todavía en 2015, el investigador norteamericano Jeffrey D. Sachs, explicó en Madrid la evolución de una serie de modelos climáticos y  su impacto en el agua dulce que advertían que el Mediterráneo sería una de las regiones del mundo más afectadas por una combinación fatal de falta de lluvias, escasez de agua y desertificación.

Sachs que entonces era el director de TheEarthInstitute at Columbia University, comentó que el cambio climático dejaría una desertificación muy fuerte en el sur de España, a tal punto  que tendrá el clima del desierto del Sáhara y de las zonas más áridas de Marruecos. Y, sentenció, que los futuribles hablaban de lluvias escasas no solo en  el país ibérico, sino en la mayor parte de Europa.

España ya registró un año rojo: en 2022, la Agencia Estatal de Meteorología (Amet) informó que la temporada de lluvias  fue la más crítica desde 1965.    Además, de las menores precipitaciones,  está sumándose que el período estival va adelantándose  y es más prolongado con termómetros subiendo y rompiendo marcas.  El mes de julio de 2022 fue el más seco de los últimos quince años y también el más caluroso desde 1961.

El meteorólogo José Miguel Viñas habla de patrones anormales en el comportamiento de la atmósfera que vienen detectándose desde hace cuatro años no solo en España, sino en otras partes de Europa y del mundo.

El año pasado, las consecuencias quedaron a la vista de todos: casi diez millones de personas en España (una población de 47.42 millones de habitantes) padecieron cortes de agua desde municipios y ciudades en el norte; hasta, municipios y ciudades del sur de Andalucía.

Incluso en ciudades con costas se quitó el agua de los grifos para enjuagarse la arena de la playa y las piscinas se llenaron solo con agua del mar. No es una situación sencilla.

Para todos en España y  el resto de Europa queda claro que no hay agua, al menos no suficiente.             La misma situación alarma, por ejemplo, a Alemania con el  río Rin: la escasez de agua está impactando a la cadena de suministros. El Rin nace en el cantón suizo de Graubunden en el sureste de los Alpes suizos; forma parte de la frontera entre Suiza y Liechtenstein; Suiza y Austria y de Suiza con Alemania y fluye a través de la Renania alemana y los Países Bajos  para  desembocar en el Mar del Norte.

A COLACIÓN

La sequía en Alemania está afectando el caudal del Rin a tal punto que podría dejar de ser navegable y causar estragos a la economía germana: en varios lugares, la profundidad ha descendido por debajo de un metro; en algún tramo estrecho cerca de Coblenza, el nivel fue de solo 56 centímetros en 2022 cuando debería de ser de dos metros.  Por el Rin navegan todos los barcos que surten a Alemania y que llegan después a Países Bajos y hasta el Mar del Norte.

El gobierno alemán está alarmado por el impacto económico que esto traerá a las empresas; algunas como Basf reciben a través del Rin un 40% de las materias primas que requiere, según Reuters.

Y también, el año pasado, hubo escenas dramáticas en otros países europeos: el  lago de Montbel, en el suroeste de Francia, lució vacío en más de un 80%, con los barcos varados  en el club náutico. En el norte de Italia, los turistas  pudieron caminar hasta la pequeña isla de San Biagio, a la que normalmente solo se llega en barco, desde la orilla del lago de Garda.

Este 2025, un mapa de las sequías actuales en Europa perteneciente al   Programa Copernicus de la UE muestra los daños provocados por lassequias  tanto en las zonas norte y sur de España como en  el norte de Italia; el sur de Alemania y en toda Francia. A veces asusta el futuro inmediato.

 

 

 

 

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