Madero, Tamaulipas.–Este 1 de octubre se cumplen dos años del derrumbe de la iglesia de la Santa Cruz, un hecho que dejó una herida profunda en la historia reciente del sur de Tamaulipas.
El colapso del techo del templo, registrado durante un bautizo comunitario, provocó la muerte de 12 personas —entre ellas menores de edad— y dejó a más de 20 lesionadas.
Fue la tarde del domingo 1 de octubre de 2023, cuando de acuerdo con testigos, la losa del techo cedió sin previo aviso, sepultando a decenas de asistentes a la ceremonia.
El estruendo se escuchó a varias cuadras, lo que movilizó de inmediato a vecinos, cuerpos de emergencia y elementos de la Guardia Nacional que trabajaron contra el tiempo para rescatar a los atrapados.
A dos años del colapso, sobrevivientes y familiares de las víctimas mantienen viva la exigencia de respuestas claras y justicia. Aunque la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas concluyó que el derrumbe se trató de un “accidente” estructural sin dolo, pero persisten las dudas por la falta de sanciones y la ausencia de un dictamen técnico exhaustivo.
“Solo nos dicen que fue un accidente, pero no hay responsables, no hay justicia y tampoco hubo seguimiento médico completo para todos los heridos”, lamentó el familiar de una de las víctimas.
Entre quienes perdieron la vida hubo niños, adultos mayores y madres de familia. Los sobrevivientes aún enfrentan secuelas físicas y emocionales; algunos prefieren callar ante lo que consideran una respuesta institucional insuficiente.
La tragedia de la iglesia de la Santa Cruz ha puesto sobre la mesa la urgencia de revisar las condiciones estructurales de templos y edificaciones públicas en la región, así como de reforzar los protocolos de inspección y mantenimiento preventivo.
Hoy, la memoria de lo ocurrido permanece intacta en Ciudad Madero: un recuerdo de dolor, pero también de solidaridad y de la valentía de quienes, en medio del desastre, extendieron su mano para ayudar.
