El euro vs. las cripto de Trump

El universo digital se abre ante nuestros ojos y nadie querrá quedarse fuera.  Las compañías que emiten stablecoins buscan tener ficha bancaria, como Anchorage Digital y con ello depósitos y créditos; y, los bancos quieren emitir stablecoins, como medios de pago, al igual que Pay-Pal o Visa o Stripe, cobrando menos por estas transferencias.

Esto sugiere que si los bancos abarataran sus sistemas de transferencias y los agilizaran, quitarían parte de la razón de ser a los stablecoins. Las leyes aprobadas en Estados Undos son de una importancia extraordinaria, aunque regulan a los que participan en estos negocios y asuntos como el blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, liberalizan el mercado.

Luego está el tema oscuro que rodea a las criptomonedas: un informe de la Brookings Institution, con datos del FBI, señala que en 2024 hubo en Estados Unidos  unas  150 mil reclamaciones por temas cripto, con pérdidas declaradas por 9 mil 300 millones de dólares, siendo casi el 30% de los fraudes a personas ancianas.

          Pero, ¿qué pasa con la Unión Europea? Mientras Estados Unidos legisla para que la iniciativa privada desarrolle las criptomonedas y prohíbe a la Reserva Federal tanto poseer, como emitir bitcoins o stablecoins, en la UE  está vigente la regulación MICA para establecer un marco legal claro y uniforme en el ámbito de los criptoactivos. Su objetivo es garantizar la protección de los consumidores, fomentar la transparencia en el mercado y promover la innovación responsable en el ecosistema cripto.

Estados Unidos quiere perfeccionar su legislación y  Europa cree que MICA ya no es suficiente: Bruselas está trabajando en un nuevo marco legal específico  para la regulación del sector de las finanzas descentralizadas conocido como DeFI. Esta regulación podría obligar a los desarrolladores a cumplir con obligaciones similares a los bancos con auditorías, reservas e incluso requisitos mínimos de capital.

          Otro punto diferenciador  es que la intención de las autoridades europeas y del Banco Central Europeo (BCE) pasa por favorecer el surgimiento de un  euro digital y permitir que detonen  otro tipo de iniciativas.

          Recientemente, en España sucedió un anuncio revolucionario: la compañía española Token City ha aportado la infraestructura tecnológica necesaria para llevar a cabo la primera emisión de acciones tokenizadas inscrita oficialmente por el regulador de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

La tokenización de activos convierte cualquier bien físico en un activo digital fraccionable, lo que abre las puertas a mercados que antes eran inaccesibles, democratizando oportunidades y desdibujando las fronteras financieras.

Token City se fundó en 2020 con el objetivo de crear una economía tokenizada que transformara la manera en que las empresas acceden a la financiación y la manera en que los inversores participan en el mercado.

Honestamente celebro  que surjan iniciativas tan creativas y serán las primeras de un aluvión de opciones para detonar muchísimas actividades financieras y de servicios que podrán coexistir en bitcoins, stablecoins o  en tokens.

La idea de Token City  tiene mucho sentido porque permitirá que una empresa amplie capital en un mundo lleno de obstáculos y además estará bajo la protección de la Comisión del Mercado de Valores. Me parece una iniciativa que simplificará muchísimo el acceso a la capitalización.

A COLACIÓN

En su Informe Económico Anual 2025, el Banco de Pagos Internacionales (BPI)  emitió una clara advertencia sobre las stablecoins. Sus preocupaciones incluyen el potencial de las monedas estables para socavar la soberanía monetaria, los problemas de transparencia y el riesgo de fuga de capitales de las economías emergentes.

Además de la fragilidad inherente de las stablecoins, la divergencia regulatoria emergente es preocupante. Estados Unidos está avanzando en su propio régimen de stablecoins a través de la Ley GENIUS, promulgada por el presidente Trump el 18 de julio. Como resultado, los analistas de mercado proyectan que la oferta de stablecoins podría crecer de 230 mil millones de dólares este  año a  2 billones para fines de 2028.

Las implicaciones para la zona euro son potencialmente de gran alcance: en el frente de los pagos, la adopción de stablecoins está ganando terreno en las remesas y el comercio electrónico. Los principales esquemas de tarjetas de Estados Unidos como  Visa y Mastercard ya están integrando monedas estables en sus ofertas globales.

Del mismo modo, algunos de los comerciantes más grandes de los Estados Unidos, como Walmart y Amazon, están explorando el uso de monedas estables. Potencialmente podrían cambiar sus altos volúmenes de transacciones en efectivo y tarjetas, manejándolas fuera del sistema financiero tradicional.

Sin embargo, la incertidumbre actual también ofrece una oportunidad única para Europa. En contraste con la volatilidad política y la divergencia regulatoria en otros lugares, el marco institucional estable de Europa y el enfoque basado en reglas proporcionan una base sólida para la confianza. Si el Eurosistema y la Unión Europea pueden aprovechar esta ventaja, a través de una regulación sólida, la inversión en infraestructuras y la innovación en monedas digitales, el euro podría emerger de este período de cambio como una moneda más fuerte. En un mundo de arenas movedizas, el euro tiene el potencial de ser la base sobre la que otros pueden construir.

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